¡Buenos días a todos!
¿Cómo ha ido el fin de semana? ¿Habéis hecho algo especial que queráis contar? ¿Cómo os lo habéis pasado?
Os invitamos a escuchar el siguiente cuento:
¡Buenos días a todos!
¿Cómo ha ido el fin de semana? ¿Habéis hecho algo especial que queráis contar? ¿Cómo os lo habéis pasado?
Os invitamos a escuchar el siguiente cuento:
María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa
Acabamos el mes de mayo que hemos dedicado a María celebrando y recordando la
Cuando va a visitar a su prima Isabel, María canta una canción llena de agradecimiento por todo lo que Dios le ha dado.
A veces nos quejamos de lo que nos falta, decimos: “¡No es justo!”, y no nos damos cuenta de todo lo que tenemos: gente que nos quiere, una casa, un colegio. Tendríamos que aprender a ser agradecidos. Hoy podríamos dedicar el día a dar gracias. ¡No es tan difícil! Sólo tienes que dar las gracias cuando te prestan algo, cuando te sirven la comida en el comedor, … ¡Inténtalo!
Rezamos:
Madre, enséñame a ser agradecido.
Gracias, Jesús, por ser mi amigo.
Gracias por todo lo que me has dado: la
naturaleza, mi familia, mis amigos
Gracias
¡Buenos días a todos!
Al día siguiente, cuando salió de Betania, Jesús sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos.
Entonces le dijo: «Nunca jamás coma nadie de ti.» Los discípulos lo oyeron.
Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo.
Y los instruía, diciendo: «¿No está escrito: ‘Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos’? Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos».
Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su doctrina, buscaban una manera de acabar con él. Cuando atardeció, salieron de la ciudad. A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús: «Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.»
Jesús contestó: «Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte: ‘Quítate de ahí y tírate al mar’, no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis. Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas».
Si el cuerpo supiera
quién eres Tú!
Si la razón le transmitiera
a la oscuridad de la carne
tu buena noticia!
Si te abriéramos
las cinco puertas
de los sentidos,
en este océano tuyo
de aromas y sabores,
de brillos, cantos y caricias
donde vivimos sumergidos!
Si la sangre se tiñera
del color de tu encuentro
y llevara este fervor
hasta la última célula
por la angosta discreción
del capilar más diminuto!
Si las honduras viscerales
sincronizaran contigo
sus prisas y sus pausas!
Si desalojaras
de este templo tuyo
a los mercaderes que negocian
nuestras hambres y riquezas
en el atrio sagrado,
con el susurro clandestino
o la obsesión publicitaria!
Si nuestro cuerpo supiera,
y se fuera convirtiendo
todo entero,
aquí y ahora
en un gesto sencillo
del Infinito
tan humano!
(Benjamín G. Buelta, sj)
Este mes hemos pedido y trabajado por las misiones escolapias
Hoy hay miles y miles de personas que se van a vivir lejos de sus países para ayudar a la gente más necesitada y para darles a conocer a Jesús. Son los misioneros. Seguro que todos habéis visto alguna vez.
Dios ha llamado a estas personas y les ha dado una misión. Hoy vamos a recordar a los niños y niñas de la República Domincana y vamos a rezar por las escolapias que están allí y por todos los misioneros del mundo.
Hay una canción preciosa que está en suahili, un idioma del Congo. Ellos también le cantan a María y llaman “Mama yetu”.
Rezamos a la Virgen:
Madre, te pedimos por todos los misioneros del mundo, cuídalos, protégelos y dales al fuerza que necesitan para anunciar a Jesús y ayudar a los más pobres.
[Mama yetu]
¡Buenos días a todos!
Hoy vamos a pensar en nuestros amigos.
Damos las gracias a Dios por cada una de las cosas buenas que nuestros amigos nos regalan cada día: son soporte, luz en la oscuridad y esperanza.
Jesús no escogió a sus amigos de cualquier forma, tenía claro qué esperaba de ellos.
La oración de hoy, la realizaremos escuchando el siguiente cuento:
- ¿Qué le ocurre a Pepincho?
- Cuando se encuentra con el zorro Rufino, ¿qué le pide a Pepincho? ¿para qué necesitaba las púas?
- ¿Qué hace Pepincho con el zorro, le da lo que le pide?
- Cuando se encuentra con la montaña peluda, "perrita", ¿qué le pide a Pepincho?, ¿para qué necesitaba las púas?
- ¿Qué hace Pepincho con la perrita, se las da?
- Al encontrarse con el conejo, y volver a repetirle "¡qué bonitas son tus púas!, ¿qué pasa?
- Después vuelve a encontrarse con el zorro, y con el conejo, y Pepincho se queda sin púas. ¿Cómo se sintió?
- Alguien ayuda a Pepincho. Si es así, ¿quién?
- Después de todo lo ocurrido al llegar la primavera Pepincho vuelven a crecerle las púas, y al salir fuera se encuentra con una rana, al pedirle las púas, ¿qué le responde?
Para terminar la oración rezamos un Padrenuestro.
El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, mientras comían, Jesús tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo». Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo: «Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios». Eterno Sacerdote
Hoy vamos a rezar por todos los niños del mundo. En muchos países los niños no están tan bien como nosotros: no pueden ir a la escuela, sino que tienen que trabajar. Hoy le pedimos a la Virgen por ellos. Con nuestra flor le ofrecemos nuestra ilusión, nuestro cariño, y le pedimos por todos esos niños que sufren.
Rezamos a la Virgen:
Madre, gracias por todo lo que tengo: mi familia, mi casa, mi colegio. Te pido por todos los niños del mundo que no pueden ir a la escuela. Quédate cerca de Ellos y que sientan que eres su madre y los proteges
¡Buenos días a todos!
¿Cómo va la semana? Vuestras caritas, a través de las miradas dicen que todo marcha estupendamente.
María es un ejemplo de disponibilidad y entrega. La mamá perfecta en quien fijamos nuestros ojos para ser cada día mejores. Ella nos enseña a tener fe en medio de las dificultades.
Os invitamos a escuchar este cuento, y después responder a algunas preguntas:
Los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; ellos se extrañaban, y los que seguían iban asustados. Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará. Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir. Les preguntó: Qué queréis que haga por vosotros? Contestaron: Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda. Jesús replicó: No sabéis lo que pedís, sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar? Contestaron: Lo somos. Jesús les dijo: El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo; está ya reservado. Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.
Cierra los ojos durante unos momentos y piensa en ese lugar de montaña que tanto te gusta, o aquella playa tan bonita a la que vas algún verano. ¿Verdad que es un sitio bonito? La naturaleza es algo increíble. Es un milagro. La creación es un regalo de Dios, por eso tenemos que cuidarla. Un papel en el suelo, un cristal tirado en medio del campo pueden hacer mucho daño a la naturaleza.
En un ratito de silencio podríamos pensar hoy un compromiso para cuidar mejor la naturaleza, como por ejemplo, no tirar papeles al suelo. Que cada uno piense el suyo.
(silencio)
Y ahora podemos ofrecerle ese compromiso a la Virgen, para que ella nos ayude a amar y respetar la naturaleza.
Rezamos a la Virgen:
Madre, quiero cuidar la naturaleza porque es un regalo de Dios. Ayúdame a respetarla.
Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más –casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones–, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».
¡Buenos días a todos!
¿Cómo os encontráis? ¿Cómo va la semana?
Comenzamos la oración con alegría de estar juntos, proporcionando un estado de tranquilidad, con postura y actitud relajada.
Vamos a dejar un momento personal, para pensar cómo podemos sorprender a alguien con algún detalle bueno, sin decirle que hemos sido nosotros. Seguro que esa persona especial para ti, te conoce muy bien y se dará cuenta de tu detalle. Pero intentemos llevar a nuestra vida, estas actitudes de María:
Servicio, detalle y silencio
Para finalizar, terminamos escuchando la siguiente canción:
Una persona generosa es aquella que está siempre dispuesta a compartir y regalar a los demás. No sólo podemos ser generosos con nuestras cosas, ¿Cómo? Vamos a poner un ejemplo: un niño acompaña a su abuelita a dar un paseo en lugar de ponerse a jugar con los videojuegos. El niño podría estar pasándoselo muy bien con los videojuegos o la tele, pero prefiere estar con su abuelita. Pues ese niño está siendo generoso. ¿Y tú? ¿Eres generoso?
Rezamos a la Virgen:
Madre, hazme generoso. Que sepa compartir mis cosas con los demás. Ayúdame, Madre.
Después de que Jesús subió al cielo, los Apóstoles regresaron entonces del monte de los Olivos a Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer en día sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.
Lo que más me impresionaba de ella, y lo que más influía en mi era su admirable bondad con todos sin excepción. Intento recordar y no lo logro una sola vez que se hubiese molestado, en que hubiera dicho una palabra dura, en que hubiera pronunciado un juicio contra alguien. En treinta años de vida a su lado, no recuerdo que lo haya hecho jamás, ni una sola vez!
Nunca enseñaba con palabras cómo había que vivir Todo su trabajo espiritual lo hacía por dentro, por fuera solo se veían sus actos, mejor dicho, algo más que sus actos, su vida serena, amable, solícita, no con un amor inquieto vuelto hacia ella misma, sino con un amor apacible y como secreto.
Trabajaba en una obra de amor interiorizado y por eso le resultaba imposible estar inquieta. Y estas dos facultades la paz y el amor atraían a los demás y proporcionaban a su trato un encanto especial. La rodeaba un ambiente cálido de amor, de amor a los presentes y amor a los ausentes, a los vivos y a los muertos, a los hombres y hasta los animales.
(León Tolstói, citado en Compasión, de Katerina Lachmanova)
Una de las mejores cosas en este mundo son los amigos, ¿verdad? ¿Qué haríamos sin amigos? Estaríamos muy aburridos. Los amigos nos ayudan a tener un corazón más grande. Un corazón más grande no quiere decir que aumente de tamaño, sino que quiere a mucha gente y ha aprendido a amar.
Los amigos nos ayudan a pensar en los demás, a no ser egoístas. ¿Y sabéis quién es el mejor amigo de todos? ¡Jesús!
Rezamos a la Virgen:
Madre, quiero ser amigo de Jesús, y también quiero ser un amigo de verdad para mis compañeros. Dame un corazón que sepa hacer muchos amigos.
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, le dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le preguntó: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dijo: «Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le preguntó: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?» Pedro se entristeció de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras».
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho lo cual, añadió: «Sígueme».
Buenos días a todos.
Llegamos al final de nuestra semana, seguro que con muchas experiencias, muchos momentos vividos, pero además con una mañana muy especial por delante. Como no podía ser de otra manera, vamos a empezarla con una oración, para finalizar a lo largo de la mañana con la ofrenda floral a María.
Comenzamos recordando un momento mágico: Cuando el ángel del Señor le anunció a María el nacimiento de Jesús, que tendría lugar por obra y gracia del Espíritu Santo.
Hoy le pedimos a María que no nos falte la compañía de nuestro ángel de la guarda y que nos guíe por el buen camino para llegar a la felicidad eterna, para siempre.
No sé si os habéis perdido alguna vez por el campo, pero os aseguro que no es nada bonito. Cuando alguien se pierde tiene miedo, no sabe si ir hacia delante, hacia atrás, a la derecha, a la izquierda, no sabe cuándo va a encontrar el camino y llegar a casa. ¡Imaginaos qué susto! ¿Y los que están esperando a que llegue? ¡Estarán muy preocupados!
Rezamos a la Virgen:
Madre, cuando me porto mal, es como si me hubiera perdido, porque me siento mal, no me gusta hacer daño a los demás. Acompáñame, quiero hacer el bien, ayudar a los demás, ser como Jesús y como Tú.
Jesús levantó los ojos al cielo y oró, diciendo: «Padre santo, no solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y los has amado como me has amado a mí.
Padre, este es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté con ellos, como también yo estoy con ellos».
Todos uno
Te pido Padre, por todos los que siguen creyendo hoy, tantos siglos después, gracias al testimonio que ha ido pasando de generación en generación. Que todos sean uno. Que, siendo distintos, sepan estar unidos. Que, siendo muchos, sepan trabajar juntos por el Reino. Los habrá más convencidos y otros con más dudas. Habrá hombres, mujeres, jóvenes ancianos. Unos tendrán más inquietud y ganas de que se renueven dinámicas y formas como modo de ser fieles al espíritu. Otros buscarán la continuidad, y valorarán la historia, la tradición, la sabiduría acumulada. Los habrá callados y locuaces, con distintas maneras de trabajar por el Reino. Pero que todos sean uno, como nosotros lo somos. Que sean uno cuando todos ellos se dejan abrazar por mis brazos abiertos en la cruz, y se dejan guiar por el Espíritu que les da a conocer tu nombre. Que sean uno porque yo estoy con todos.
(adaptación de Rezandovoy)
Buenos días a todos.
Hoy nos vamos a centrar para la oración en María, nuestra Buena Madre y lo vamos a hacer escuchando el siguiente cuento llamado "El jazmín", donde María le habla a Jesús de la naturaleza creada por Dios. ¿Comenzamos?
(A partir del minuto 0:24)
Hoy la flor que queremos regalar a la Virgen es la Paz. Hace mucha falta la paz en el mundo. Hay muchas guerras, muchas peleas,…Y aquí cada uno de nosotros tiene que empezar en su casa, en el cole. ¿Cuántas veces me peleo con mi hermano o con mis amigos? ¡Muchas! ¿Verdad?
Rezamos a la Virgen:
Madre, haz que ya no haya más guerras. Quiero vivir en un mundo donde haya Paz. Por eso te pido que me ayudes a colaborar en la paz en mi casa, en mi cole,…
Buenos días a todos.
Cuando nos encontramos con momentos difíciles, estamos tristes, nos cuesta sonreír, María nuestra Buena Madre nos acompaña, nos consuela, transmitiéndonos esperanza.
Cuando todo nos va bien, fácilmente nos cerramos dentro de nosotros y en muchas ocasiones, no vemos que quienes nos rodean lo están pasando mal.
María también pasó por momentos difíciles, por eso Ella sabe consolarnos, nos entiende, por eso acudimos a Ella con fe.
María, tú eres nuestra madre del cielo
nos quieres y acompañas,
como lo hiciste con Jesús.
Te damos gracias y te ofrecemos nuestro cariño y amor.
Padrenuestro.
Pablo dijo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso: «Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre. Ya sé que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. Incluso algunos de vosotros deformarán la doctrina y arrastrarán a los discípulos. Por eso, estad alerta: recordad que, durante tres años, de día y de noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular. Ahora os dejo en manos de Dios y de su palabra de gracia, que tiene poder para construiros y daros parte en la herencia de los santos. A nadie le he pedido dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han ganado lo necesario para mí y mis compañeros. Siempre os he enseñado que es nuestro deber trabajar para socorrer a los necesitados, acordándonos de las palabras del Señor Jesús: ‘Hay más dicha en dar que en recibir’».
Cuando terminó de hablar, se pusieron todos de rodillas, y rezó. Se echaron a llorar y, abrazando a Pablo, lo besaban; lo que más pena les daba era lo que había dicho, que no volverían a verlo. Y lo acompañaron hasta el barco.
Cuando entramos en una habitación oscura tenemos miedo de tropezarnos o caer, o incluso de encontrarnos con algún “bichito” desagradable. Para los cristianos, la vida sin Jesús es como esa habitación oscura. En cambio, Jesús es para nosotros esa luz que lo ilumina todo, desaparece la oscuridad y el miedo. Y nosotros, como cristianos, tenemos que ser luz para los demás. Ya nos lo dijo Jesús: “Vosotros sois la luz del mundo”.
La manera que tenemos nosotros de dar luz es trabajar para que el mundo sea mejor, para que todos vivamos como hermanos, que nadie haga daño a nadie. En esta misión, María nos acompaña
Rezamos a María:
Madre, quiero hacer todo lo posible por ser luz. Dame un corazón bueno como el tuyo y como el de Jesús. Quiero ayudar a que el mundo sea un poquito mejor, y lo puedo hacer si Tú me acompañas y me enseñas a querer a todos los que me rodean.
Buenos días a todos.
¿Qué es QUERER O AMAR?
ABRAZAR, SONREIR, DAR CARIÑO, RECIBIR CARIÑO, LA AMISTAD, AYUDAR, CUIDAR, RESPETAR, DEDICARLE TIEMPO A ALGUIEN, COMPARTIR, APOYAR, ESCUCHAR, COMPRENDER.
Vamos a cantar esta canción, que nos da unas pistas para AMAR a los demás.
Y a vosotros, ¿os gusta que os amen? (Que os den cariño, abrazos, ayuda, amistad, sonrisas…)
Jesús nos dijo que nos quisiéramos unos a otros. ¿Creéis que seremos felices si lo logramos?
Finalizamos cantándole a María:
Pablo mandó llamar desde Mileto a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso. Cuando se presentaron, les dijo: «Vosotros sabéis que todo el tiempo que he estado aquí, desde el día que por primera vez puse pie en Asia, he servido al Señor con toda humildad, en las penas y pruebas que me han procurado las maquinaciones de los judíos. Sabéis que no he ahorrado medio alguno, que os he predicado y enseñado en público y en privado, insistiendo a judíos y griegos a que se conviertan a Dios y crean en nuestro Señor Jesús. Y ahora me dirijo a Jerusalén, forzado por el Espíritu.
No sé lo que me espera allí, solo sé que el Espíritu Santo, de ciudad en ciudad, me asegura que me aguardan cárceles y luchas. Pero a mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mi carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la gracia de Dios. He pasado por aquí predicando el reino, y ahora sé que ninguno de vosotros me volverá a ver. Por eso declaro hoy que no soy responsable de la suerte de nadie: nunca me he reservado nada; os he anunciado enteramente el plan de Dios».
Seguro que alguna vez os habéis encontrado con algún amigo que está triste por algo que le ha pasado. ¿Verdad que lo habéis intentado animar? Pues eso debemos hacer los cristianos. En el mundo hay gente que está triste. Lo que nosotros tenemos que hacer es ayudarles, animarles, sembrar alegría.
María consoló a los discípulos de Jesús cuando tenían miedo, cuando estaban asustados. En un momento de silencio cada uno le puede pedir a la Virgen por todas las personas que necesitan que Ella les consuele.
¡Buenos días a todos!
¿Cómo ha ido el fin de semana? ¿Habéis hecho algo especial que queráis contar? ¿Cómo os lo habéis pasado?
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza;
a Ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María,
te ofrezco desde este día alma, vida y corazón.
¡Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía!
Avemaría:
Los discípulos dijeron a Jesús: «Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios».
Jesús les contestó: «¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo».
Despiértame
Antes de que cante el gallo
te fallaré mil veces,
y acaso sin saberlo.
Confundiré seguir con soñar,
y así, en fantasías sin sentido,
olvidaré la dirección que me señalas.
Me distraeré en peleas sin causa,
defendiendo trincheras
que a nadie importa tomar.
Perderé el tiempo
en laberintos absurdos,
mientras tú esperas fuera.
Me dormiré, distraído por canciones,
mientras tu voz, clamando en mil gargantas,
no consigue abrirse paso
hasta mi ruido controlado.
Buscaré atajos
para evitar la dureza.
Tal vez te niegue.
Pero tú sabes
que no es rechazo,
es solo miedo.
Miedo a perder.
Miedo a sufrir.
Miedo a arriesgar.
Miedo a vivir.
Despiértame,
y que, al abrir los ojos,
tu gesto me muestre el camino.
(José María R. Olaizola, sj)
Hoy en día hay muchas personas que no tienen lo necesario para vivir, y a nosotros nos sobran muchas cosas que tiramos a la basura. En el mundo hay suficiente comida para todos. Lo que pasa es que está mal repartida: unos tienen tanto que lo pueden tirar, y otros no tienen casi nada.
A veces nos cuesta compartir nuestras cosas, pero si lo hacemos estaremos alegres por haber ayudado a los demás. Con la flor de hoy le pedimos a la Virgen que nos haga más solidarios.
Rezamos a la Virgen:
Madre, quiero aprender a compartir. Tengo muchas cosas que no necesito, enséñame tú a ser generoso, sobre todo con los que tienen poco para vivir.
Buenos días a todos.
Ya hemos llegado al final de la semana, es viernes. Por este motivo, vamos a mirar a María:
1) María no lleva corona, ella es sencilla y humilde, mira el interior.
2) La cara de María es serena y tranquila, y en su boca, muestra una sonrisa amable porque es feliz junto a su hijo.
3) María tiene al niño en sus brazos, lo cuida, lo protege porque Jesús es lo más importante para ella.
4) El niño, tiene los ojos cerrados, está tranquilo en los brazos de su madre, porque en ningún lado se está mejor que con ella.
Pedro se puso en pie en medio de los hermanos (había reunidas unas ciento veinte personas) y dijo: «Hermanos, tenía que cumplirse lo que el Espíritu Santo, por boca de David, había predicho, en la Escritura, acerca de Judas, que hizo de guía a los que arrestaron a Jesús. Era uno de nuestro grupo y compartía el mismo ministerio. En el libro de los Salmos está escrito: 'Que su morada quede desierta, y que nadie habite en ella', y también: 'Que su cargo lo ocupe otro'. Hace falta, por tanto, que uno se asocie a nosotros como testigo de la resurrección de Jesús, uno de los que nos acompañaron mientras convivió con nosotros el Señor Jesús, desde que Juan bautizaba, hasta el día de su ascensión».
Propusieron dos nombres: José, apellidado Barsabá, de sobrenombre Justo, y Matías. Y rezaron así: «Señor, tú penetras en el corazón de todos; muéstranos a cuál de los dos has elegido para que, en este ministerio apostólico, ocupe el puesto que dejó Judas para marcharse al suyo propio». Echaron suertes, le tocó a Matías, y lo asociaron a los once apóstoles.
Pensamientos de la soledad (fragmento)
Mi Señor Dios, no tengo ni idea de adónde voy. No veo el camino delante de mí. No puedo saber de seguro dónde acabará. Ni me conozco realmente a mí mismo, y el hecho de que piense que estoy cumpliendo tu voluntad no significa que lo esté haciendo de verdad. Pero creo que el deseo de complacerte te complace de hecho. Y espero tener ese deseo en todo lo que hago. Espero nunca hacer nada fuera de ese deseo. Y sé que, si hago esto, tú me conducirás por el buen camino, aunque yo no lo sepa en absoluto. Por eso confiaré en ti siempre, aunque parezca que estoy perdido y en la sombra de la muerte. No temeré, porque tú siempre estás conmigo y nunca dejarás que me enfrente solo a mis peligros.
(Thomas Merton)
¿Habéis conocido alguna vez a una persona buena de verdad? Yo sí, es una de esas personas que nunca critica ni dice malas palabras de nadie, nunca hace daño a nadie, al contrario, siempre intenta hacer cosas buenas a los demás.
Jesús es el mayor ejemplo de bondad. Nos quiere tanto que incluso en la cruz pidió al Padre que perdonara a quienes le estaban haciendo daño. ¡Y a nosotros, cómo nos cuesta perdonar!
Madre, danos un corazón bueno como el de Jesús y como el tuyo.
Buenos días a todos.
Cuidar la casa común es una obligación de todos, porque de este cuidado depende la supervivencia de todos los seres vivos; plantas, animales y personas.
Todo lo que nos rodea y nos permite vivir: el aire, el sol, el agua, las plantas, los animales… tienen en sí mismo valor, todos nos hablan de Dios, son una caricia de Dios. Por eso es tan importante cuidar de cada ser y por supuesto, de cada persona como a preciosos tesoros, que no podemos maltratar o ignorar.
Jesús dijo a sus discípulos: «Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver». Algunos de ellos comentaron entonces: «¿Qué significa eso de ‘dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver’, y eso de ‘me voy con el Padre’?» Y se preguntaban: «¿Qué significa ese ‘poco’? No entendemos lo que dice».
Jesús comprendió que querían preguntarle y les dijo: «¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: ‘Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver’? Pues sí, os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».
Despedida
Déjame marchar,
aunque te falte el aliento,
de ver huérfana tu vida,
vacía tu alma, inútil tu afán.
De comprender al fin,
de una vez,
que el sarmiento sin la vid
nada puede emprender.
¡Se marchita!
Al final de mis días,
quise dejar todo escrito.
Mas luego pensé, ¡mejor nada!
Pues todo lo que quería decirte
lo dejé en el camino sembrado.
Ojalá, tu ruta como la mía,
te lleve por la vida, sin oro,
sin alforjas, sin bastón.
Siempre al encuentro del otro.
Para comer con él de su hambre,
para beber con él de su sed.
Ya no hay lugar a la espera.
Hasta mi vuelta,
clava tus pies en mis huellas
y que mi Espíritu te lleve
por la precariedad de este mundo,
con la brújula del corazón.
Y ¡solo una cosa más!
Nunca te rindas en la lucha
contra la injusticia,
contra la maldad.
Celebra, en esperanza,
cada derrota, cada fracaso,
cada paso adelante,
cada ínfima expresión
de lo bueno,
de lo bello,
de lo cierto,
de lo alegre,
de lo infinito…
(Seve Lázaro sj)
Buenos días a todos.
Hoy os invitamos a viajar a un lugar del mundo muy especial.
Este lugar lo vamos a descubrir en este vídeo, ¿estáis preparados?
- ¿Cómo te sientes al hacerlo: colaborar, ayudar, acompañar a otras personas?
Nos despedimos con la siguiente canción:
Jesús dijo a los suyos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará».
Danos tu espíritu
Danos tu Espíritu
Danos tu Espíritu, Señor.
Donde no hay Espíritu, no puede brotar la vida.
Danos tu Espíritu, Señor.
Donde no hay Espíritu, lo único posible es el miedo.
Danos tu Espíritu, Señor.
Donde no hay Espíritu, aparecen los fantasmas.
Danos tu Espíritu, Señor.
Donde no hay Espíritu, la rutina lo invade todo.
Danos tu Espíritu, Señor,
Donde no hay Espíritu, no podemos reunirnos en tu nombre.
Danos tu Espíritu, Señor.
Donde no hay Espíritu, se olvidan las cosas esenciales.
Danos tu Espíritu, Señor.
Donde no hay Espíritu, no puede haber esperanza.
Una persona servicial es alguien que está siempre dispuesto a ayudar a los demás, a hacer los favores que le pidan. La Virgen es una mujer muy servicial. Cuenta el Evangelio que el día en que supo que Isabel, su prima, necesitaba su ayuda, fue enseguida a verla a la montaña donde vivía. Fue aprisa, sin dudarlo un instante.
¡Cuántas veces nosotros pasamos por delante de alguien que necesita ayuda y no le hacemos caso! ¡Cuántas veces un compañero nos ha pedido algo necesario y le hemos dicho que no! ¡Cuántas veces me he negado a poner la mesa o a colaborar en casa!
Rezamos a María:
Madre, queremos que nuestro corazón sea servicial, por eso te ofrecemos esta flor. Hazla más bonita y que nuestro servicio crezca cada día más.
Buenos días a todos.
Jesús les dijo: «Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: ‘¿Adónde vas?’ Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, lo que os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Defensor. En cambio, si me voy, os lo enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo con la prueba de un pecado, de una justicia, de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el Príncipe de este mundo está condenado».
Espíritu de Dios en el hombre.
Dicen que si escucho muy dentro
ahí habitas.
Más dentro que el miedo o el coraje.
Más profundo que la risa o la lágrima.
Más mío que la certeza o la duda.
Más amor que el más tierno abrazo.
Dicen que tu voz arrulla los vacíos
y tu silencio acalla los ruidos.
Dicen que sacias el hambre
de quien no sabe,
de quien no tiene,
de quien no puede,
de quien no llega…
Y vuelcas, en mí, palabras de evangelio
y justicia, de perdón y paz,
de llamada y envío, de encuentro…
nombres que en toda lengua se entienden.
Agua fresca en la garganta reseca,
rescoldo de una Vida
que se niega a rendirse,
serenidad en la hora crítica,
tormenta en la historia insípida,
puente que salta abismos imposibles…
… haciendo de mi casa pequeña
la mansión de un Dios.
(José María R. Olaizola sj)
María siempre dijo “sí” a lo que Dios quería de Ella. ¿Os acordáis el día en que se le apareció el ángel y le preguntó de parte de Dios si quería ser la Madre de Jesús? ¿Qué contestó Ella? “Aquí está la esclava del Señor”, o en otras palabras “¡Sí!”.
A veces nuestro “Sí” no es como los de la Virgen. A veces nuestra madre o el profesor nos pide algo, nosotros decimos “sí” pero luego no lo hacemos. Algunos de nuestros “sí” son de “mentirijilla”.
Rezamos a María:
Madre, enséñame a decir un “sí” valiente a Dios, como el tuyo. Que mi “sí” sea sincero, auténtico.
Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando venga el Defensor, el Espíritu de la verdad que yo os enviaré de parte del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque habéis estado conmigo desde el principio.
Os he dicho todo esto para que no falléis. Os expulsarán de la sinagoga. Llegará un tiempo en que quien os mate piense que está dando culto a Dios. Y esto lo harán porque no conocen ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue el momento, os acordéis de que os lo había dicho».
Ven, espíritu de Dios
A veces, me canso de tanta mentira.
Envíame tu Espíritu de verdad.
A veces, me cuesta dar la cara por ti.
Envíame tu Espíritu de valentía.
A veces, me pueden las sombras.
Envíame tu Espíritu de luz.
A veces, siento que me ahogo.
Envíame tu Espíritu de vida.
A veces, tengo miedo.
Envíame tu Espíritu de fortaleza.
A veces, no sé para dónde tirar.
Envíame tu Espíritu de consejo.
Acompáñame en mis travesías
con tu impulso y tu aliento.
Ven, Espíritu de Dios.
(Fermín Negre)
Buenos días a todos.
Hoy nos dirigimos a la Virgen María para alabarla, para agradecerle todo lo que hace por nosotros.
María, te pedimos que transmitas esperanzas a los que más lo necesitan.
Nosotros estamos llamados a ayudar en la medida de lo posible, a intentar seguir los pasos de María, poniéndole el corazón a todo lo que hacemos.
Para que ahora y siempre nuestro amor, nuestra alegría y nuestra esperanza, estén presentes en nuestros corazones.
Ave María.
La Virgen enseñaba muchas cosas a Jesús cuando era pequeño: le enseñaba a rezar, a sacar agua del pozo, le enseñaba canciones,.... Y Jesús aprendía.
Nosotros también podemos aprender muchas cosas de la Virgen, sobre todo a rezar. Por eso le ofrecemos una flor con la palabra “Aprender”. Que ella nos acerque a Jesús, se lo pedimos de corazón.
María es una madre admirable y admirada por todos.
Nuestra Buena Madre es un ejemplo de amor, de bondad, de humildad, de generosidad y protección.
Os invitamos a escuchar la siguiente canción:
María fue fuerte, nunca abandonó a su hijo, fue capaz de estar siempre junto a Jesús incluso cuando lo abandonaron sus amigos, los discípulos, y tuvo que ver como lo trataron mal. Le enseñó a superar sus problemas y a confiar en Dios cuando pensaba que no lo alcanzaría.
Para los que no puedas solucionar ya sabes que le puedes pedir ayuda a Jesús. y para los problemas que puedas solucionar tú vamos a pedirle a María que nos de su fortaleza para hacerlo.
Padrenuestro.