Miércoles 10 de noviembre

 Buenos días a todos, comenzamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Cada día surgen problemas, conflictos a los que tenemos que hacer frente. Si mostramos indiferencia, es decir, si hacemos como que no ha pasado, ese problema no desaparecerá, sino que se hará siempre más grande.

Sin embargo, si nos enfrentamos a ellos, seremos capaces de entenderlo y de ponerle remedio, haciendo que nuestra vida pueda seguir adelante.

Escuchamos con atención e siguiente cuento:


- ¿Qué apareció un día sin avisar y sin explicación?
- ¿Qué le ha ocurrido al elefante al principio?
- Al no hacerle caso, ¿qué le pasaba?
- ¿Y al final, cómo se portaron con él?

Jesús se enfrentó a los problemas que le surgieron, que a pesar de sus dificultades las afrontó.

Padrenuestro.

Evangelio del 10 de noviembre


Lucas 17,11-19

Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:

«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».

Al verlos, les dijo:

«Id a presentaros a los sacerdotes».

Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios.

Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.

Este era un samaritano.

Jesús, tomó la palabra y dijo:

«No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».

Y le dijo:

«Levántate, vete; tu fe te ha salvado»