¿Preparados para comenzar un nuevo día lleno de aventuras? Vamos a hacerlo de la mejor manera posible del mundo, aprendiendo con Jesús.
Comenzamos nuestra oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Cerramos los ojos, relajamos las piernas, los brazos, cogemos aire y lo soltamos lentamente. Inspiramos y expiramos de nuevo y una última vez.
El amor todo lo perdona. Es más fácil perdonar, cuando queremos de verdad.
El perdón te devuelve la alegría, la paz,... Te dan ganas de volver a empezar y te da alas de ilusión. Por eso Jesús nos insiste en que hay que perdonar siempre. El que perdona de verdad, se siente bien consigo mismo, con los demás y con nuestro Padre Dios.