Viernes 26 de febrero

Paula Montal soñó el sueño de Dios

Paula Montal fue una niña y una mujer valiente. Ella intentaba encontrar una solución a la situación de desigualdad e injusta en que se hallaban las niñas, las mujeres. No se conformó con ser catequista, sino que iniciaba a las niñas más atrasadas en los primeros elementos de la lectura, la escritura y los secretos de las blondas. Para ello abre en su propia casa una escuela donde enseñaba de forma gratuita a las niñas. Lo que sabe no quiere guardarlo para sí. Por eso cuando creció quiso dedicarse a enseñar a a las niñas a leer y escribir. Ya dijimos que en los tiempos en los que vivió Madre Paula, las niñas no iban al colegio, trabajaban en casa haciendo la comida, limpiando y ayudando a sus mamás. Madre Paula pensaba que todos vivirían mejor si las mujeres aprendían en los colegios. Madre Paula decía: “Quiero que las niñas aprendan a rezar, a querer a Dios y también a leer y a escribir”



Evangelio del 26 de febrero

Mt 5,20-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil” tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la “gehena” del fuego.

Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.

Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».