Miércoles 12 de enero

Buenos días a todos, ya estamos a mitad de la semana y con alegría comenzamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Durante estos días, algunas personas han podido disfrutar de sus familias, otras en cambio por diferentes cuestiones no han podido hacerlo, aún así seguramente han superado esas dificultades y la han vivido, por ello hoy vamos a rezar por ellas. Te pedimos por estas personas, Señor.

El Covid no se ha marchado todavía, pero ante esta situación nos hemos dado cuenta del grado de solidaridad, entrega, colaboración, generosidad que ha despertado en el corazón de muchas personas. Gracias Señor por estas personas.

Hoy damos GRACIAS, por la profesionalidad, la amabilidad y la cercanía, así como el esfuerzo inmenso de todas las personas que trabajan haciendo pruebas de Covid, poniendo Vacunas o curando a personas enfermas. 

Padrenuestro.

Evangelio del 12 de enero


 Marcos 1,29-39

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar.

Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca.»

Él les respondió: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»

Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.