Viernes 5 de noviembre

Damos los buenos días a Jesús, le saludamos y comenzamos unidos en la oración: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Cuando viene el mal tiempo, el frío, las nubes, ... no es tan fácil estar tranquilos y con la misma alegría. Comencemos el día de hoy con calma, con una sonrisa de oreja a oreja porque tenemos mucha suerte... ¡Jesús estaba esperándote con muchísimas ganas! Respira, saluda a Jesús y unidos empezamos la oración: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Cierra un momento los ojos, piensa en Jesús y también en todos esos seres queridos de los que llevamos hablando las últimas semanas. Hoy TODOS ellos quieren decirte algo a través de esta canción. Imagina que te la están cantando ellos...

Jesús y todos los que ya han resucitado nos quieren decir que están junto a nosotros, que no caminamos nunca solos y que estarán a nuestro lado para celebrar con nosotros nuestras alegrías y también para animarnos cuando estemos tristes.

Jesús, gracias por acompañarme a mí y a todos.

Padrenuestro.

Evangelio del 5 de noviembre

Lucas 16,1-8

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:

«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.

Entonces lo llamó y le dijo:

“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando”.

El administrador se puso a decir para sí:

“¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.

Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:

“¿Cuánto debes a mi amo?”.

Este respondió:

“Cien barriles de aceite».

Él le dijo:

«Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.

Luego dijo a otro:

“Y tú, ¿
cuánto debes?”.

Él dijo:

“Cien fanegas de trigo”.

Le dice:

“Toma tu recibo y escribe ochenta”.

Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz».