Miércoles 9 de junio

 ¡Buenos días a todos!

Los judíos tenían sus fiestas, como nosotros, que celebramos los días especiales y comemos juntos. Una de esas fiestas era la Pascua. Era para recordar que Dios los había ayudado a salir de Egipto, con la ayuda de Moisés.

Jesús envió a dos de sus discípulos para hacer los preparativos para esa fiesta. Ellos lo hicieron así.

Entonces, una noche, Jesús y los discípulos se juntaron a celebrar la Pascua. Estaban contentos. Comieron, cantaron, y charlaron. Hubo un momento muy especial. Jesús tomó en sus manos un trozo de pan, lo bendijo y se lo dio, mientras les decía: «Tomad, esto es mi cuerpo». Luego levantó una copa, dio gracias a Dios y se la pasó, diciéndoles: «Esta es mi sangre, derramada por todos».

Los amigos de Jesús estaban impresionados. Se daban cuenta de que les estaba dando una lección muy especial. Esa fue la última cena de Jesús con sus discípulos.


Cuando escuchamos las historias de Jesús, nos pueden impresionar. Por ese motivo tenemos que hacerlo con el corazón, CREE con FE y ATRéVETE a hacerlo.

Padrenuestro.


Evangelio del 9 de junio


Mt 5, 17-19

Jesús les dijo: «No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».


Todo pasará... menos Tú

El cielo y la tierra pasarán…

ese problema que tengo hoy,

ese pozo del que creía no poder salir,

esa tristeza que llena mis ojos de lluvia.


El cielo y la tierra pasarán…

ese éxito que hace que me crea de otra pasta,

ese cargo que me hace sentir por encima,

esa imagen en la que me endiosan y encumbran.


Al final, todo pasa.

Solo queda Dios y su amor,

y el amor, poco o mucho, que hayamos puesto

en cada mirada, en cada abrazo,

en cada palabra, en cada gesto.


Todo pasará…

menos tú, Señor.

El cielo y la tierra pasarán,

pero tu amor nunca pasará…

porque tu amor es nuestra última estación.


(Fermín Negre)