Martes 15 de junio

 ¡Buenos días a todos!

Hoy es el día internacional del buen trato al adulto mayor. Es decir a los ancianos, a nuestros abuelos y abuelas. 
Este ratito de oración lo vamos a dedicar a pensar en nuestros abuelitos o personas ancianas de nuestro alrededor. Cerramos los ojos y pensamos en ellos.

  • ¿Qué te gusta hacer con tus abuelos?                                                                                                  Tener personas ancianas en una familia es un tesoro. Ellos han vivido muchos años y tienen experiencia en TODO. Además, vivieron épocas donde el día a día era muy diferente y seguro que si les preguntáis, tienen un montón de anécdotas e historias que contarte.
  • Seguramente alguno de vosotros tiene un abuelo que necesite personas que lo ayuden y cuiden. Cuando vosotros os hagáis mayores es posible que llegue el día que tengáis que cuidar de vuestros padres. Lo bonito será hacerlo con cariño, paciencia y comprensión, porque algún día no estarán y los echaréis de menos.
Jesús también valoró a los ancianos de su tiempo, especialmente a las ancianas viudas porque se quedaban pobres cuando perdían a sus maridos. Él no les daba limosna, sino mucho más, les daba dignidad. Les hablaba con cariño, les hablaba  a la gente de que había que admirarlas y decía que eran las personas favoritas de su padre Dios.

Por eso ahora, volvemos a cerrar los ojos, damos gracias a Jesús por nuestros abuelos, todo lo que podemos hacer con ellos. Y prometemos darles un abrazo grande y fuerte cuando los veamos y contarles que hoy hemos rezado por ellos. 


¡GRACIAS ABUELOS!






Evangelio del 15 de junio

 


Mt 5, 43-48

Jesús dijo a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo’. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».


¡Si yo no pido tanto!

¡Si yo no pido tanto!

Amor es lo que pido.

Briznas de amor para esta sed del mundo,

tan grande y tan sumisa.

Un diminuto amor, pero constante,

que dé su mano al que su mano tienda,

que limpie las miradas y los ojos

llene de dulcedumbre.

Algo de amor en esos corazones

que no aman a los niños,

que son capaces de cegar a un pájaro,

de aplastar las hormigas.

Algo de amor; apenas un murmullo

de amor en cada pecho de criatura

hacia todos los seres,

hacia todas las cosas.


¡Si yo no pido tanto!

Briznas de amor para esta sed del mundo.


(Ana Inés Bonnin Amstrong)