Jueves 2 de diciembre

 Buenos días a todos, comenzamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.


Hacemos un momento de silencio, siendo conscientes de nuestro latido, ponemos nuestra mano en el corazón.


¿Cómo te has sentido?
¿Los latidos iban muy rápido, lentos?
Si pudieras dibujar en un corazón a una persona o motivo que te saque una sonrisa, ¿qué o a quién dibujarías?

Gracias Jesús, por cada una de las personas que nos ayudan a sacar una sonrisa.






Evangelio del 2 de diciembre


Mt 7, 21; 24-27

Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».