Empezamos el día buscando un poco de calma. Vamos a fijarnos en nuestra tripa, observamos como se infla al coger el aire y cómo se desinfla al soltarlo. Después, movemos lentamente la cabeza de un lado a otro y terminamos con un abrazo a nosotros mismos.
Ahora ya, más tranquilos empezamos...
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
María nos acompaña siempre en todas las cosas que hacemos, hoy le vamos a dar las gracias recitando esta poesía:
María es mi madre del cielo,
que siempre me muestra su amor
que vela y protege mi sueño
María, la madre de Dios.
Terminamos con el propósito de dar un beso y un abrazo a la persona que nos cuida al llegar a casa.
Padrenuestro.