Viernes 17 de junio

Empezamos el día buscando un poco de calma. Vamos a fijarnos en nuestra tripa, observamos como se infla al coger el aire y cómo se desinfla al soltarlo. Después, movemos lentamente la cabeza de un lado a otro y terminamos con un abrazo a nosotros mismos.

Ahora ya, más tranquilos empezamos...

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

María nos acompaña siempre en todas las cosas que hacemos, hoy le vamos a dar las gracias recitando esta poesía:

María es mi madre del cielo,

que siempre me muestra su amor

que vela y protege mi sueño

María, la madre de Dios.

Terminamos con el propósito de dar un beso y un abrazo a la persona que nos cuida al llegar a casa.

Padrenuestro.






Evangelio del 17 de junio

 


 Mt 6, 19-23

Jesús dijo a sus discípulos: «No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro allí está tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!»