25 enero

Marcos 3, 31-35:

"Jesús les pregunta: "Quiénes son mi madre y mis hermanos?". Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice: "Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre".


A Jesús le gusta estar en familia y estar rodeado siempre de gente. Pero su familia no la componen los datos administrativos o los datos de un registro civil. Ni siquiera los lazos de la carne o de la sangre.

Su familia la componen todos aquellos que entran en el ámbito de la mirada de Jesús.

Su familia está compuesta por todos aquellos que están a su alrededor y que cruzan su mirada con la mirada de Jesús y juntos la dirigen al Padre para saber su voluntad. 

Cumplir la voluntad del Padre es lo que hermana, lo que hace familia según Jesús. 

Porque la voluntad del Padre es que todos nos respetemos, nos ayudemos, nos queramos, nos valoremos y no nos hagamos daño.  Así seremos hermanos y hermanas de Jesús. 

Buenos días.


Miércoles 25 de enero

Buenos días, comenzamos este ratito de oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.

Os pedimos en clave de interioridad: me relajo, respiro profundamente, cierro los ojos y busco el silencio fuera y dentro de mí. En mi interior voy diciendo... Jesús, estoy aquí, te escucho.

Jesús le decía. a sus amigos: 

Adaptación de Mt 5, 38-48

Jesús les dijo a sus amigos: “Vosotros, de pequeños, aprendisteis que ojo por ojo, y diente por diente. O sea, que si alguien te hace daño, tú se lo devuelves. Si alguien te da una torta, tú se la devuelves; o si alguien te insulta, tú le insultas también. Pues yo os digo que no seáis así. Al revés, si uno te pega una torta, contéstale ofreciéndole la paz. Si te quiere quitar la túnica, le das la capa, y si te pide que le hagas un favor, tú dale más de lo que te pide”. 
Los discípulos le miraban con cara de no estar muy convencidos. Entonces Jesús les explicó: “A vosotros os han dicho que hay que amar a tu amigo, y odiar a tu enemigo. Pero eso no basta. Eso lo hace cualquiera. Y donde entra el odio solo se genera más y más violencia. El verdadero amor es amar a todos, como Dios, que quiere a buenos y malos, justos e injustos. Porque es el amor, y el perdón, y la generosidad lo que es extraordinario. Vosotros sed perfectos en el amor, porque eso es lo que hace Dios”. 


Cuantas cosas hemos aprendido de nuestros padres, de nuestros compañeros, de mis seños. Hacemos memoria y recordamos las cosas que hemos aprendido de ellos; las cosas buenas que nos están ayudando a crecer (dejamos unos segundos de silencio para después participar)

Hemos aprendido a querer y a todos nos resulta fácil perdonar a las personas que queremos, con las que nos encontramos bien. Pero qué difícil es perdonar a los que nos han hecho daño.

 

Tú Jesús, me pides que quiera también a los que no me caen bien, al que me ha hecho alguna faena, al que es distinto y siempre devuelva bien por mal. 

Tú nos has mostrado a Dios como un Padre que ama a todos. Para Él no hay buenos y malos; todos somos iguales. 

Jesús, ayúdame a amar a todos; también a aquellos que me han ofendido; enséñame a acercarme a ellos aunque me cueste y dejar paso al amor y al perdón. 

Es la única forma de construir un mundo más humano y feliz.

Es la única forma de parecerme cada vez más a Dios.