Viernes 25 de marzo

 Buenos días a todos, casi sin darnos cuenta terminamos la semana en el colegio. Comenzamos nuestro ratito de oración, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Os invitamos a ver el siguiente vídeo:

-¿Qué te ha parecido?
- ¿Es fácil venir al colegio cada día?
- ¿Les cuesta a ellos ir al colegio? ¿Tienen alguna dificultad?
- ¿A quién le cuesta más ir al colegio?

Señor Jesús, miramos a todos los niños que no tienen escuelas y no saben lo que es un libro. Nosotros sabemos lo importante que es aprender y estudiar para que nuestra vida sea mejor y por esto te pedimos Perdón, por las veces que no aprovechamos el tiempo estudiando lo suficiente. Te pedimos Perdón, por las veces quedo hacemos nuestros deberes. Y te pedimos que llegue el día en que todos los niños del mundo puedan ir al colegio sin ningún tipo de dificultad. Todos tenemos derecho a ser felices.

Padrenuestro.

Evangelio del 25 de marzo

 


La Anunciación del Señor 
Lucas 1,26-38

A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»

Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.

El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»

Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»

El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»

María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»

Y la dejó el ángel.