No podía faltar en Adviento la figura de San José.
Hoy aparece en la escena como siempre aparece él en el Evangelio: abierto a los caminos del Señor. José es el hombre que ve, cree, sufre, calla, espera y obedece.
Por su cabeza pasarían distintos caminos. Pero cuando vio el camino que Dios le marcaba, porque lo necesitaba, no dudó en comprometerse y aceptar su voluntad con todas las consecuencias.
Asumió desde la fe que Dios actuaba en su vida y en la vida de María y vive con agradecimiento esta misteriosa realidad.
"José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de los pecados".
Pide al Señor, por intercesión de San José, que aceptes siempre sus planes y los puedas realizar cada día en tu vida.
Y pide también a San José que te ayude a preparar la Navidad con el mismo cariño que él prepararía el nacimiento de Jesús.