11 mayo

Juan 15, 1-8:

"Como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí".


Jesús se compara a una vid, cuyos sarmientos somos nosotros. 

Una vid que el Padre cuida con esmero y cariño para que dé los frutos deseados y esperados. 

Jesús pone dos condiciones para la fecundidad del sarmiento:

          1: LA PODA: cortar todo aquello que puede impedir la abundante circulación de la savia para la buena abundancia y calidad del racimo.

          2: PERMANECER EN ÉL: separados de Él, no podemos hacer nada. Desgajados del tronco de la vid estamos llamados a la esterilidad y secarnos.

Piensa hoy en todo aquello que debes cortar para que la vida de Jesús circule libremente por la tuya y puedas dar buen fruto.

No tengas miedo a la poda. Podrá dolerte, en un principio, despojarte de determinadas cosas. 

Pero, a la larga, el fruto de tu vida será mejor.

Afianza también tu permanencia en la Vid Verdadera. 

Permanece en Cristo por medio de la oración, del encuentro profundo con su Palabra, de tu participación frecuente en la Eucaristía y en el sacramento del Perdón. 

Buenos días.


10 mayo

Juan 14, 27-31a:

"La paz os dejo, mi paz os doy". 


La paz que buscamos entre los países, entre los distintos grupos políticos, entre nosotros mismos, muchas veces nos la da un tratado o un pacto que en cualquier momento se puede quebrar y romper. 

La paz que a veces tenemos entre nosotros mismos la puede dar un equilibrio de fuerzas que guardamos para no herirnos pero que también se puede quebrar y romper en cualquier momento. 

La paz que mantengo conmigo mismo me creo que muchas veces me la va a dar la ausencia de problemas. 

Pero la paz que Jesús me da y nos da es otra cosa. 

No se basa en un tratado ni en un equilibrio de fuerzas ni en ninguna ausencia de problemas. 

La paz que nos da Jesús se basa en la verdad, en el amor, en la justicia, en el perdón, en la libertad, en la limpieza de corazón y en todos los demás valores del Evangelio. 

Pide hoy para tí y para todo el mundo la paz que nos da el Señor. 

Pide esa armonía que nos hace sentirnos en paz con Dios, con toda la naturaleza, con todos los hombres y con nosotros mismos. 

Que hoy y siempre la paz del Señor esté contigo. 

Buenos días.


Miércoles 10 de mayo

¡Buenos días a todos!

Comenzamos este ratito de oración, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea,

pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza; 

a Ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María,

te ofrezco desde este día alma, vida y corazón.

¡Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía!


María, nuestra Buena Madre siempre estará ahí para nosotros.

Avemaría:





¡Feliz día!