Hoy es un buen día para ser feliz y para hacer felices a los demás. Te ofrezco este día Señor, para llenar de alegría a cuantos me rodean. Para conseguirlo te digo:
Jesús, enséñame a ayudar en todo momento.
Enséñame a estar atento a las necesidades de los demás.
Enséñame a mostrar mucho amor en lo que hago, a dar mucho amor a los que viven conmigo.
Jesús dijo a la gente: «Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: ‘Serán todos discípulos de Dios’. Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ese ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».