Mateo 5, 13-16:
"Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo".
Los seguidores de Jesús tenemos la misión de hacerlo presente en el aquí y ahora de la historia.
Y eso lo hacemos cuando somos lámparas encendidas y sal no mojada que ha perdido el sabor.
Te invito a realizar hoy un ejercicio al que ya te invité hace algún tiempo:
1: Enciende una pequeña lamparita. Y, mientras arde y se consume, piensa qué hace la llama: ilumina, quema, calienta, contagia... Cuando ya tengas que apagarla piensa que tú estás llamado o llamada a ser continuamente en el mundo esa pequeña llamita.
2: Coge también unos granitos de sal y contémplalos en la palma de tu mano. Llévate alguno a la boca. Y piensa que también tú estás llamado o llamada a ser continuamente en el mundo ese granito de sal.
3: Pide al Señor su fuerza para ser luz y para ser sal.
Buenos días.