Lunes 17 de mayo

¡Buenos días a todos!

¿Cómo ha ido el fin de semana? ¿Habéis hecho algo especial que queráis contar? ¿Cómo os lo habéis pasado?

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea,

pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza; 

a Ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María,

te ofrezco desde este día alma, vida y corazón.

¡Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía!


María, nuestra Buena Madre siempre estará ahí para nosotros.

Avemaría:


¡Feliz semana!


Evangelio del 17 de mayo


Jn 16, 29-33

Los discípulos dijeron a Jesús: «Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios».

Jesús les contestó: «¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo».


Despiértame

Antes de que cante el gallo

te fallaré mil veces,

y acaso sin saberlo.


Confundiré seguir con soñar,

y así, en fantasías sin sentido,

olvidaré la dirección que me señalas.

Me distraeré en peleas sin causa,

defendiendo trincheras

que a nadie importa tomar.

Perderé el tiempo

en laberintos absurdos,

mientras tú esperas fuera.

Me dormiré, distraído por canciones,

mientras tu voz, clamando en mil gargantas,

no consigue abrirse paso

hasta mi ruido controlado.

Buscaré atajos

para evitar la dureza.

Tal vez te niegue.


Pero tú sabes

que no es rechazo,

es solo miedo.

Miedo a perder.

Miedo a sufrir.

Miedo a arriesgar.

Miedo a vivir.


Despiértame,

y que, al abrir los ojos,

tu gesto me muestre el camino.


(José María R. Olaizola, sj)

Lunes 17 de mayo


Compartir 

Hoy en día hay muchas personas que no tienen lo necesario para vivir, y a nosotros nos sobran muchas cosas que tiramos a la basura. En el mundo hay suficiente comida para todos. Lo que pasa es que está mal repartida: unos tienen tanto que lo pueden tirar, y otros no tienen casi nada. 

A veces nos cuesta compartir nuestras cosas, pero si lo hacemos estaremos alegres por haber ayudado a los demás. Con la flor de hoy le pedimos a la Virgen que nos haga más solidarios.  


Rezamos a la Virgen: 

Madre, quiero aprender a compartir. Tengo muchas cosas que no necesito, enséñame tú a ser generoso, sobre todo con los que tienen poco para vivir.