¡Buenos días a todos!
Comenzamos este ratito de oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Vamos a pensar en nuestros amigos.
Y damos las gracias a Dios por cada una de las cosas buenas que nuestros amigos nos regalan cada día: son soporte, luz en la oscuridad y esperanza.
Jesús no escogió a sus amigos de cualquier forma, tenía claro qué esperaba de ellos.
La oración de hoy, la realizaremos escuchando el siguiente cuento:
- ¿Qué le ocurre a Pepincho?
- Cuando se encuentra con el zorro Rufino, ¿qué le pide a Pepincho? ¿para qué necesitaba las púas?
- ¿Qué hace Pepincho con el zorro, le da lo que le pide?
- Cuando se encuentra con la montaña peluda, "perrita", ¿qué le pide a Pepincho?, ¿para qué necesitaba las púas?
- ¿Qué hace Pepincho con la perrita, se las da?
- Al encontrarse con el conejo, y volver a repetirle "¡qué bonitas son tus púas!, ¿qué pasa?
- Después vuelve a encontrarse con el zorro, y con el conejo, y Pepincho se queda sin púas. ¿Cómo se sintió?
- Alguien ayuda a Pepincho. Si es así, ¿quién?
- Después de todo lo ocurrido al llegar la primavera Pepincho vuelven a crecerle las púas, y al salir fuera se encuentra con una rana, al pedirle las púas, ¿qué le responde?
“Amistad”
Una de las mejores cosas en este mundo son los amigos, ¿verdad? ¿Qué haríamos sin amigos? Los amigos nos ayudan a tener un corazón más grande. Un corazón más grande no quiere decir que aumente de tamaño, sino que quiere a mucha gente.
Los amigos nos ayudan a pensar en los demás, a no ser egoístas. ¿Y sabéis quién es el mejor amigo de todos? ¡Jesús!
Rezamos a la Virgen:
Madre, quiero ser amigo de Jesús, y también quiero ser un amigo de verdad para mis compañeros. Dame un corazón que sepa hacer muchos amigos.
Padrenuestro.