Vamos a seguir conociendo cada día un poquito más sobre nuestra Buena Madre, María.
María estaba tan alegre, que tuvo la necesidad de transmitir y comunicar su felicidad a todos. Porque toda alegría compartida se multiplica.
Hoy vamos a procurar ser amables con los demás y respetar sus sentimientos.
¿Por qué lloraba Simón?
¿Qué hizo Simón para que no le llamaran llorón? ¿Y con las lágrimas de los demás?
¿Son importantes las lágrimas? ¿Se entiende la gente sin lágrimas? ¿Para qué sirven?
La ilusión de Simón, era ayudar a la gente. Él pensaba que si recogía todas las lágrimas, las personas serían más felices.
Sin embargo, las lágrimas sirven para expresar nuestros diferentes sentimientos y hacen que la gente nos pueda comprender. Esto mismo nos lo dice María, ella necesita comunicar que está alegre a los demás.
Vamos a transmitir nuestros sentimientos a los demás, si estamos alegres, tristes, cansados, con sueño, sorprendidos, con miedo o enfadados, es muy importante hacerlo para que comprendamos y seamos comprendidos por los demás.
Jesús dijo a la gente: «Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: ‘Serán todos discípulos de Dios’. Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ese ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».