Lectura del 1 de octubre


 Sal 78

Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad,

han profanado tu santo templo, han reducido Jerusalén a ruinas.

Echaron los cadáveres de tus siervos en pasto a las aves del cielo,

y la carne de tus fieles a las fieras de la tierra.

Derramaron su sangre como agua en torno a Jerusalén, y nadie la enterraba.

Fuimos el escarnio de nuestros vecinos, la irrisión y la burla de los que nos rodean.


¿Hasta cuándo, Señor? ¿Vas a estar siempre enojado?

¿Arderá como fuego tu cólera?

No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres;

que tu compasión nos alcance pronto, pues estamos agotados.

Socórrenos, Dios, salvador nuestro, por el honor de tu nombre;

líbranos y perdona nuestros pecados a causa de tu nombre.

Viernes 1 de octubre

Comenzamos nuestra oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Buenos días Jesús, aquí estamos tus amigos y amigas más pequeños del cole para aprender muchas cosas. Que nuestro esfuerzo en este día nos ayude a sentirnos cada día mejor.

Cerramos los ojos y controlando la respiración, dedicamos un momento de silencio para lo que vamos a escuchar y aprender.

En nuestro día a día nos acompañan multitud de sonidos, algunos los identificamos fácilmente y otros nos cuestan mucho más, pero todos nos dan información sobre lo que está sucediendo. También nuestro cuerpo emite sonidos que nos ayudan a comprobar que estamos vivos como, por ejemplo, nuestro corazón.

En esta sesión descubrimos y experimentamos no sólo lo que escuchamos del exterior sino también del interior.


- ¿Qué sonidos has escuchado?
- ¿Cómo te has sentido?
Padrenuestro.