En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Él entró y se puso a la mesa. Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: «Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo.»
Adaptación de Lc 11, 42-46
Ay de vosotros, que perdéis el tiempo en batallas que a nadie interesan más que a vuestro yo, tan invasivo y tan pretencioso a veces.
Ay de vosotros, que convertís las tradiciones en losas, y los ritos en cepos.
Ay de vosotros, que dogmatizáis la costumbre y os acostumbráis a la injusticia.
Ay de vosotros, que convertís las redes sociales en campo de batalla de egos viscosos.
Ay de vosotros, que habláis con frivolidad de los pobres desde la comodidad de vuestros salones donde no falta de nada.
Ay de vosotros, que os entretenéis en esgrima verbal solo para servir a vuestra vanidad.