Jesús dijo a los suyos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará».
Danos tu espíritu
Danos tu Espíritu
Danos tu Espíritu, Señor.
Donde no hay Espíritu, no puede brotar la vida.
Danos tu Espíritu, Señor.
Donde no hay Espíritu, lo único posible es el miedo.
Danos tu Espíritu, Señor.
Donde no hay Espíritu, aparecen los fantasmas.
Danos tu Espíritu, Señor.
Donde no hay Espíritu, la rutina lo invade todo.
Danos tu Espíritu, Señor,
Donde no hay Espíritu, no podemos reunirnos en tu nombre.
Danos tu Espíritu, Señor.
Donde no hay Espíritu, se olvidan las cosas esenciales.
Una persona servicial es alguien que está siempre dispuesto a ayudar a los demás, a hacer los favores que le pidan. La Virgen es una mujer muy servicial. Cuenta el Evangelio que el día en que supo que Isabel, su prima, necesitaba su ayuda, fue enseguida a verla a la montaña donde vivía. Fue aprisa, sin dudarlo un instante.
¡Cuántas veces nosotros pasamos por delante de alguien que necesita ayuda y no le hacemos caso! ¡Cuántas veces un compañero nos ha pedido algo necesario y le hemos dicho que no! ¡Cuántas veces me he negado a poner la mesa o a colaborar en casa!
Rezamos a María:
Madre, queremos que nuestro corazón sea servicial, por eso te ofrecemos esta flor. Hazla más bonita y que nuestro servicio crezca cada día más.