Saludamos y damos los buenos días, a las seños y a los compañeros con los que nos hemos reunido, y a Dios nuestro Padre.
Al comenzar la mañana te abro mi corazón,
para que siempre escuche, lo que me propones Señor.
¿Qué ocurre en el cuento?
¿Cómo era el patito? ¿Por qué tardó tanto en salir del huevo?
¿Qué le decían los demás? ¿Eso está bien?¿Cómo se sentía el patito?
¿Es importante cómo somos por fuera? ¿O lo importante es cómo somos por dentro?
Todos somos diferentes. La belleza depende de quien la mire. Jesús nos enseña que a las personas no hay que juzgarlas por su físico, si no por su corazón. Y en sentimientos, sí que somos todos diferentes.
Vamos a ayudar a aquellas personas que se sientan mal, por algo que no les guste, de su aspecto físico. Como haría Jesús.
Para lograrlo, le pedimos fuerzas a nuestra Buena Madre, rezando un Ave María: