Miércoles 22 de diciembre

Como cada día comenzamos la oración saludando al Señor: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Hoy es el último día del primer trimestre, por eso queremos hacer una oración sencilla.

¿Qué es lo mejor que te ha pasado?

¿Cómo te has sentido?

¿Con quién lo has compartido?

Damos gracias a Dios por todo lo que hemos vivido, compartido y aprendido juntos.

El tiempo de Adviento finaliza, porque nace el niño Jesús. Y nacerá en todos nuestros corazones, si continuamos poniendo luz, como lo hemos hecho en este tiempo de espera.


Padrenuestro.


Evangelio del 22 de diciembre

Lucas 1,46-56

En aquel tiempo, María dijo:

«Proclama mi alma la grandeza del Señor,

“se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humildad de su esclava”.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:

“su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.

Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

“derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de la misericordia”

—como lo había prometido a “nuestros padres”—

en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».

María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.