Lunes 29 de noviembre


 ¡Buenos días a todos!

¿Cómo ha ido el fin de semana? ¿Habéis hecho algo especial que queráis compartir?

Respiramos profundamente, relajamos el cuerpo y nos ponemos en tus manos, Jesús.

Como cada día, comenzamos nuestra oración saludando al Señor: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Hemos empezado un tiempo muy especial para los cristianos: El Adviento.


El Adviento es un tiempo de espera, un tiempo de preparación para la llegada de alguien muy importante. 

Dios tenía un sueño. Y ese sueño, era nacer entre nosotros. Pero, ¿estamos preparados? ¿estáis despiertos por si nos llama en cualquier momento?


- ¿Qué le trae el tren a cada niño?
- ¿Y al último niño? ¿Cuál era su deseo?
- ¿Y a ti qué deseo te haría feliz?


Padrenuestro.

Evangelio del 29 de noviembre


Mateo 8, 5-11

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:

«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».

Le contestó:

«Voy yo a curarlo».

Pero el centurión le replicó:

«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace».

Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:

«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».