Evangelio del 13 de mayo

 

Jn 16, 16-20

Jesús dijo a sus discípulos: «Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver». Algunos de ellos comentaron entonces: «¿Qué significa eso de ‘dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver’, y eso de ‘me voy con el Padre’?» Y se preguntaban: «¿Qué significa ese ‘poco’? No entendemos lo que dice».

Jesús comprendió que querían preguntarle y les dijo: «¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: ‘Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver’? Pues sí, os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».


Despedida

Déjame marchar,

aunque te falte el aliento,

de ver huérfana tu vida,

vacía tu alma, inútil tu afán.

De comprender al fin,

de una vez,

que el sarmiento sin la vid

nada puede emprender.

¡Se marchita!


Al final de mis días,

quise dejar todo escrito.

Mas luego pensé, ¡mejor nada!

Pues todo lo que quería decirte

lo dejé en el camino sembrado.

Ojalá, tu ruta como la mía,

te lleve por la vida, sin oro,

sin alforjas, sin bastón.

Siempre al encuentro del otro.

Para comer con él de su hambre,

para beber con él de su sed.


Ya no hay lugar a la espera.

Hasta mi vuelta,

clava tus pies en mis huellas

y que mi Espíritu te lleve

por la precariedad de este mundo,

con la brújula del corazón.


Y ¡solo una cosa más!

Nunca te rindas en la lucha

contra la injusticia,

contra la maldad.

Celebra, en esperanza,

cada derrota, cada fracaso,

cada paso adelante,

cada ínfima expresión

de lo bueno,

de lo bello,

de lo cierto,

de lo alegre,

de lo infinito…


(Seve Lázaro sj)