Lucas 1,46-56
«Alégrate». Es lo primero que María escucha de Dios y lo primero que hemos de escuchar también hoy. Cuando falta la alegría, todo se hace más difícil. Es urgente despertar la alegría en nuestras vidas y recuperar la paz que Jesús nos ha dejado.
«El Señor está contigo». No es fácil la alegría, pero puede nacer si confiamos en Dios. No estamos solos. Jesús, el Buen Pastor, nos está buscando. Su Espíritu nos está en nosotros, solamente tenemos que darnos cuenta de que está. Con Jesús todo es posible.
«No temas». Son muchos los miedos que nos paralizan a los seguidores de Jesús. Miedo al mundo. Miedo a un futuro. Miedo a no saber qué y cómo hacer las cosas. El miedo nos impide caminar hacia el futuro con esperanza.
«Darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús». También a nosotros, como a María, se nos confía una misión: contribuir a poner luz en medio de la noche. Nuestra tarea no es apagar la mecha que se extingue sino encenderla.
Información obtenida de: grupo-de-pastoral-lares-oracion-iv-domingo-de-adviento-2020.pdf
Estos días vemos muchos anuncios de juguetes, de lotería, de turrón, de vacaciones, pero el anuncio más importante es otro, ¿cuál creéis que será?
Pensad en las personas que lo pasan mal. Cerramos los ojos y en silencio, le vamos a pedir a Jesús por ellos.
¿Sabes cómo ayuda Jesús a la gente? Enviándonos su espíritu, para que cuidemos unos de otros. También a vosotros, Jesús os envía su espíritu.
Alguna vez, ¿habíais pensado que vosotros también, podéis anunciar la Buena Noticia, pero no con palabras sino con obras: siendo buen amigo/a, buen hijo/a, siendo generoso/a, siendo paciente, quejándonos menos y colaborando más con los otros. Así nos convertiremos también, en profetas.
ALEGRÍA y confianza.
Esa fue la actitud de María. Ella abrió los ojos y confió en Dios. Él quería contar con ella y, aunque totalmente sorprendida, como cualquiera de nosotros, respondió: “Hágase”, cuenta conmigo, haz lo que quieras en mi vida, yo te seguiré, feliz y agradecida.
Por eso días son una buena ocasión de recordarla y caminar unidos a ella, la madre que espera, este camino del Adviento.
Gracias María.
Buenos días a todos, esta tercera semana de Adviento, Jesús nos invita a "estar siempre alegres".
Es cierto que estamos viviendo un año muy difícil y complicado, echando de menos a muchas personas o familiares que queremos, despidiéndonos de algunos, debido a que la pandemia nos ha traído ,el no saber cuánto tiempo durará esto, pero lo más importante es que el Señor –que nos cuida con su maravillosa ternura– susurra en nuestro corazón palabras muy bonitas de esperanza, palabras de apoyo, palabras de ánimo e incluso de consuelo. La promesa de que su amor es eterno y de que Él quiere que seamos verdaderamente felices: hoy, en medio de nuestros problemas y mañana –cuando Él venga– en el Cielo.
La venida de Jesús es siempre motivo de felicidad, pues Él nos trae la auténtica alegría que nunca nadie nos podrá quitar jamás: la alegría de sabernos queridos por nuestro Dios.
¿Estoy siempre alegre?
¿Soy agradecido a Dios por todo lo que hace en mí?
Jesús quiere venir y nacer en nuestro corazón, esta Navidad (por eso la importancia de preparar el camino).
¿Puede encontrar un camino "estupendo” para venir a nuestras vidas?
¿Hay algún “obstáculo” que debamos eliminar, con el que no se sienta cómodo Jesús? Algunas palabras, olvidos, oídos sordos…
¿Qué le falta a mi camino? ¿Qué más puedo hacer, para que este camino esté lleno de regalos para Jesús? Es decir, que cuando venga hacia mí por ese camino, vaya abriendo regalos y pueda encontrarse con: las mil sonrisas que dedico a mi familia, mis profes, mis amigos/as…
Pensando en los demás, podemos hacer grandes regalos a Jesús.
La próxima semana, comenzará la Gran Campaña de Alimentos en Navidad en nuestro cole, y podemos regalar a muchas familias a través de un alimento, gel, ... la oportunidad de sonreír teniendo en cuenta que en cada pequeña aportación o detalle estaremos preparando un mejor camino a Jesús.
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.
Escuchamos esta canción, para recordar siempre que al igual que María, nosotros también queremos decir sí a Dios y llenar con su amor y felicidad, a todas las personas que nos necesiten.
Cuando Jesús estaba a punto de nacer, José y María tuvieron que viajar, para ir a su ciudad, donde ellos habían nacido.
Estaban muy preocupados porque el viaje hacia Belén, era largo y agotador, ya que su medio de desplazamiento, era ir encima de un burro. Y en unas condiciones de pobreza y gran humildad. Sin embargo decidieron hacerlo, confiando en que Dios y sus ángeles, les cuidarían en el viaje.
Como ellos, también habían llegado una gran cantidad de gente a esta pequeña ciudad, y resultó muy difícil encontrar un lugar para pasar la noche. Fueron de puerta en puerta, buscando algún sitio para quedarse, pero lamentablemente no encontraron ninguna posada disponible (las posadas, eran los “hoteles” antiguos).