Mt 11, 28-30
Jesús tomó la palabra y dijo: «Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Ven a mí.
Mi corazón será tu hogar,
un oasis donde descanses y rehagas tus fuerzas,
donde renueves tus ganas de vivir.
Ven y suelta en mí todo lo que te agobia,
todo lo que te preocupa, todo lo que da vueltas en tu cabeza.
Encuentra en mí tu paz, tu sosiego.
Respira nuevo aire al compás de mi Espíritu.
Ante mí no tienes nada que esconder.
No te preocupes por tu imagen.
Deja en mis manos todo tu pasado,
con sus heridas y páginas que duelen y te avergüenzan.
Deja en mí todo tu futuro,
con sus incertidumbres y miedos.
Y vive tu presente sintiéndote amado
por mis brazos abiertos que te rodean con ternura,
abrazándote en todos tus cansancios y dolores.
No tengas miedo. Ven a mí.
Te estoy esperando con infinita sed.
(Fermín Negre)