Cuando Jesús estaba a punto de nacer, José y María tuvieron que viajar, para ir a su ciudad, donde ellos habían nacido.
Estaban muy preocupados porque el viaje hacia Belén, era largo y agotador, ya que su medio de desplazamiento, era ir encima de un burro. Y en unas condiciones de pobreza y gran humildad. Sin embargo decidieron hacerlo, confiando en que Dios y sus ángeles, les cuidarían en el viaje.
Como ellos, también habían llegado una gran cantidad de gente a esta pequeña ciudad, y resultó muy difícil encontrar un lugar para pasar la noche. Fueron de puerta en puerta, buscando algún sitio para quedarse, pero lamentablemente no encontraron ninguna posada disponible (las posadas, eran los “hoteles” antiguos).