"Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo".
Los seguidores de Jesús tenemos la misión de hacerlo presente en el aquí y ahora de la historia.
Y eso lo hacemos cuando somos lámparas encendidas y sal no mojada que ha perdido el sabor.
Te invito a realizar hoy un ejercicio al que ya te invité hace algún tiempo:
1: Enciende una pequeña lamparita. Y, mientras arde y se consume, piensa qué hace la llama: ilumina, quema, calienta, contagia... Cuando ya tengas que apagarla piensa que tú estás llamado o llamada a ser continuamente en el mundo esa pequeña llamita.
2: Coge también unos granitos de sal y contémplalos en la palma de tu mano. Llévate alguno a la boca. Y piensa que también tú estás llamado o llamada a ser continuamente en el mundo ese granito de sal.
3: Pide al Señor su fuerza para ser luz y para ser sal.
Para comenzar la oración de hoy os invitamos a ver el siguiente vídeo:
- ¿Qué hace el niño que lleva la cesta?
- ¿Para qué lo hace?
- Cuando se encuentra con un grupo de chicos que están jugando al fútbol. ¿Qué le ocurre?¿Cómo se sentirá?
- Más tarde, como cada día en niño va con su cesta llena de bocadillos a casa del chico que le quitó sus chanclas y se las devuelve. ¿Cómo se sentirán ambos?
- ¿Cómo termina la historia?
Al rezar el Padre Nuestro, lo vamos a hacer por aquellas personas que le dicen Sí a Jesús, le dicen Sí a ser buenas personas y a ayudar a los demás, dejando las comodidades en casa, viviendo con estas personas en la sencillez.
"Id el mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación".
Celebramos hoy la fiesta del evangelista San Marcos. Su Evangelio fue probablemente el primero que se escribió de los cuatro. Es el más escueto de todos. No glosa, no diserta, no comenta nada.
Hoy escuetamente nos comunica el envío misionero de Jesús a sus apóstoles.
Es un envío que también se dirige a nosotros, que también estamos llamados a proclamar el evangelio con nuestra palabra, con nuestra vida y con nuestro testimonio. Estamos llamados a anunciar la Buena Noticia con entusiasmo, con alegría y con fuerza.
Tú puedes hacer que Jesús y su mensaje sean acogidos allí donde ordinariamente te mueves.
Tú puedes ayudar a los demás a conocer a Jesús, a amarlo y a seguirlo. Hazlo con acciones concretas.
Hoy es un buen día para ser, como San Marcos, testigos de Jesús. Hoy es un buen día para escribir con tu vida el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. No dejes de hacerlo.
Buenos días, comenzamos este ratito de oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Vaiana es una joven a la que le encanta el mar y su papá es marinero. Cuando los marineros de su aldea no pueden pescar ningún pez y todas las cosechas fallan, emprende una misión en el mar para salvar al pueblo.
Cuando tenemos problemas, nos equivocamos, nos peleamos con nuestros hermanos o algún compañero, no nos salen las cosas bien, estamos tristes… podemos afrontarlo de muchas formas. Vaiana quiere enseñarnos que una de ellas es ver las cosas buenas que tenemos para afrontar así mejor los problemas.
Vamos a decir en voz alta aquellas cosas, personas o momentos que nos gustan, que nos hacen felices en nuestros días.
En silencio, le damos las gracias a Jesús por todo lo bueno que tenemos en nuestra vida, porque es el regalo que Él nos da para ser felices.
"Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del Hombre".
Dios quiere que nos preocupemos de las cosas materiales. Nos ha dado una inteligencia y nos ha dado otros dones para que nos procuremos el alimento, el vestido, y vivamos también una vida digna.
Pero hay veces que trabajamos más por el alimento que parece que por el alimento que perdura para la vida eterna.
El mismo Jesús nos dice que, ante todo, busquemos el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se nos dará por añadidura.
Pero con frecuencia nosotros buscamos, ante todo, las añadiduras y descuidamos lo esencial y lo que es realmente importante.
No acabamos de entender que el único manantial que puede saciar todo el hambre y toda la sed del mundo y también todos los tipos de hambre y de sed, es el manantial de amor que Jesús nos enseñó con su vida y con su palabra.
Intenta trabajar hoy por este alimento que te da la vida eterna a tí y a toda la humanidad.
"Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída".
Dos discípulos de Jesús van huyendo de Jerusalén tras los acontecimientos tristes del Viernes Santo.
Van caminando en la decepción, en la tristeza, en el dolor, en la desesperanza...
A lo largo del camino, un caminante se les une. Es el mismo Jesús que está oculto a sus ojos.
Este compañero de camino les pregunta. Y, ante sus respuestas, les va explicando desde la Palabra de Dios los acontecimientos ocurridos.
Los tres, al anochecer, se sientan a la mesa para cenar. Y cuando aquel desconocido parte el pan, los ojos de los dos caminantes se abren y reconocen a Jesús.
Sin darte cuenta, también Jesús resucitado camina contigo.
Deja que su Palabra inflame tu corazón.
Deja que el pan de la Eucaristía te haga reconocer su presencia.
Y deja que su Palabra y su Eucaristía te impulsen a anunciar la buena noticia de la Resurrección como impulsó a estos dos discípulos.
Sigue viviendo y sigue anunciando la Pascua de Jesús.
¿Qué tal ha ido el fin de semana? si alguien quiere compartirlo este es el momento para hacerlo.
Piensa en tu día, en cada una de las cosas que vas a hacer durante todo el día..., el esfuerzo que vas a necesitar para realizar las tareas en el colegio, también puedes centrarte en tus amigos, compañeros, en tus maestras, maestros y profes.
- ¿Quién ayuda a la niña cada día?, ¿qué le hace?
- ¿Cuál es su sueño?
- ¿Consigue lograrlo a la primera?
- Tras no lograrlo, ¿lo abandona?
- A veces perdemos a personas que queremos y nos han ayudado mucho. ¿Cómo se sentirá la chica?
Después de mucho esfuerzo y trabajo, consigue hacer su sueño realidad.
Jesús, hoy queremos darte las gracias porque no estamos solos, tú nos acompañas siempre, así como también lo hacen cada una de las personas que pusiste en nuestro camino, que a pesar de no poder verlas a todas, siempre las tendremos presentes en nuestro corazón.
"Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna".
Dios te ama infinitamente. Tanto que te ha entregado a su Hijo único para que tengas su misma vida.
Y esa vida de Dios en tí te hace ver tu propia vida de otra manera y con otra luz.
Es el amor de Dios el que hace posible que todo lo que existe logre su plenitud y su belleza.
Por eso, en la medida en que te abres al amor de Dios te abres a la esperanza, a la luz, a la alegría y a la salvación.
El amor de Dios por cada uno de sus hijos es inmenso, gratuito, desinteresado... nunca nos roba posibilidades ni nos recorta las auténticas alegrías de la vida.
Ese amor se expresa plenamente en Jesús que, clavado en la cruz, nos abraza para que ninguno de los que en Él creemos perezcamos sino que tengamos vida eterna en abundancia .
¡Señor, haz que abra las puertas de mi vida a tu presencia porque en esa presencia amorosa seré plenamente feliz!.
Damos los buenos días a Jesús y a María. Respiramos hondo una, dos y tres veces.... comenzamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Hoy recordamos el evangelio que nos relata que dos discípulos de Jesús iban hacia un pueblo llamado Emaús. Estaban muy tristes porque Jesús había sido crucificado. en el camino se encontraron con otro hombre que les preguntó:
- ¿Por qué estáis tristes?
- El Señor les explica que no tienes que estar triste porque Jesús ha resucitado.
Cuando llegan a Emaús, los discípulos invitan al hombre a cenar con ellos.
Cuando el nuevo amigo se sienta a cenar y parte el pan, se dan cuenta, ¡ES JESÚS! Y se ponen muy contentos.
¿Qué cosas te ponen contento cuando estás triste?
Te invitamos a ver el siguiente vídeo:
- ¿Qué pasaría si esto ocurriese en nuestra clase?
- ¿Cómo te hace sentir que alguien te insulte?
- ¿Depende de quién te lo diga le das importancia a un insulto?
- ¿Qué cualidades de otro compañero destacarías?
Dejamos un momento para realizar esta actividad: decir a cada compañero o compañera una cualidad positiva, ¿te atreves a hacerlo?
- En caso de haberlo hecho, ¿cómo te has sentido antes, durante y después de esta actividad propuesta?
Ser persona de Espíritu es ser persona como el viento: libre, sin cadenas y sin ataduras esclavizantes.
Como Nicodemo, también tú te puedes preguntar: ¿cómo puede suceder eso?, ¿cómo puedo nacer otra vez?.
Y la respuesta es muy sencilla: vuelve a encontrarte con Jesús. Revístete de Él y de la fuerza de su resurrección.
Escucha y medita estas palabras de San Pablo a los cristianos de Éfeso: "Fortaleceos en el Señor y en su fuerza poderosa. Revestidos de las armas de Dios. Ponéos en pie, ceñida vuestra cintura con la verdad, revestidos de la justicia como coraza, calzados los pies con el celo por el Evangelio de la paz, abrazando siempre el escudo de la fe. Tomando también el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo los unos por los otros" (Efesios 6, 10-18).
"El que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios... El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios... Tenéis que nacer de nuevo."
El evangelista San Juan aprovecha la entrevista de Jesús con Nicodemo para darnos una catequesis sobre el bautismo.
Todos nosotros lo recibimos un día y también todos nosotros lo estamos renovando de una forma especial en este tiempo pascual.
Hoy se nos dice que el bautismo es un nuevo nacimiento. Si vives tu bautismo, tu vida tiene que cambiar, tienes que ser otra persona.
Eres, desde tu bautismo, como un injerto unido a Jesucristo. Deja que su vida circule plenamente por tí y que continuamente tu vida se esté renovando con savia nueva.
Vuelve hoy a renovar tu bautismo. Renuncia a Satanás, a todas sus obras y a todas sus seducciones y cree con todo tu corazón en Dios, Padre todopoderoso, en su único Hijo, Jesucristo, y en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida.
Así nacerás de nuevo y también verás y entrarás en el Reino de Dios.
Dos veces repite el evangelio de hoy que "las puertas estaban cerradas".
Los discípulos están atemorizados y por eso se esconden y echan llaves y cerrojos.
Pero Jesús se hace presente sin necesidad de abrir las puertas y, precisamente porque Jesús se hace presente, las puertas se abren de par en par.
La fuerza del Espíritu de Jesús hace valientes a los cobardes. El Espíritu que reciben unos discípulos llenos de miedo los convierte en apóstoles que se lanzan por todo el mundo a proclamar la Buena Noticia del Evangelio.
Es posible que también hoy muchos cristianos cerremos puertas y ventanas y pueda con nosotros el miedo.
Con el incrédulo Tomás, vamos a confesar abiertamente nuestra fe en nuestro Señor y nuestro Dios.
Y vamos a ser valientes para sentirnos enviados por Jesús a anunciar su Resurrección.
"Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación".
El mandato que Jesús dirige hoy a sus discípulos sigue estando vigente también para todos y para cada uno de nosotros.
Aún quedan muchas partes del mundo y muchos rincones de nuestra geografía a los que no ha llegado la Buena Noticia de Jesús.
Y Jesús es Buena Noticia para todos y para cada uno de los hombres.
Incluso se da el caso de que aquellos lugares tradicionalmente cristianos es donde más desconocido puede ser el Evangelio de Jesús.
Piensa, por ejemplo, en el mundo de los jóvenes, en el mundo de la familia, en el mundo de los medios de comunicación social, en el mundo de la política, en el mundo de las finanzas... y en tantos otros mundos necesitados de la luz del Evangelio.
Haz tuyo este mandato de Jesús porque también va dirigido a tí.
Y proclama el Evangelio en el lugar, en el momento y en la situación en que te encuentres.
¡Buenos días! El viernes ha llegado y vamos a disfrutarlo. Para ello comenzamos este ratito de oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
María fue una de las mujeres que descubrieron que Jesús había resucitado. Por eso, nosotros tenemos siempre muy presente la figura de María. Es un ejemplo a seguir, ella permaneció siempre cerca de Jesús, en lo bueno y en lo malo. Nunca lo abandonó, a pesar de su sufrimiento como madre, nunca dejó que la pena ni el miedo la venciera. Descubrió que su hijo seguía presente cuando ella hacía las cosas que Jesús le había enseñado.
Cuando nos dan una buena noticia que nos llena de alegría, estamos deseando contarla a los demás, queremos decírselo a todo el mundo, porque te sientes feliz y quieres compartir esa felicidad con tus amigos. Así es la Buena Noticia de Jesús. Cuando vives como nos enseña Jesús, nos pone felices, y es inevitable compartirlo con los demás.
"Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída".
Dos discípulos de Jesús van huyendo de Jerusalén tras los acontecimientos tristes del Viernes Santo.
Van caminando en la decepción, en la tristeza, en el dolor, en la desesperanza...
A lo largo del camino, un caminante se les une. Es el mismo Jesús que está oculto a sus ojos.
Este compañero de camino les pregunta. Y, ante sus respuestas, les va explicando desde la Palabra de Dios los acontecimientos ocurridos.
Los tres, al anochecer, se sientan a la mesa para cenar. Y cuando aquel desconocido parte el pan, los ojos de los dos caminantes se abren y reconocen a Jesús.
Sin darte cuenta, también Jesús resucitado camina contigo.
Deja que su Palabra inflame tu corazón.
Deja que el pan de la Eucaristía te haga reconocer su presencia.
Y deja que su Palabra y su Eucaristía te impulsen a anunciar la buena noticia de la Resurrección como impulsó a estos dos discípulos.
Sigue viviendo y sigue anunciando la Pascua de Jesús.
¡Buenos días! Empezamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Estamos en primavera y el tiempo es agradable: el sol, la luz, la lluvia, permitiendo contemplar la naturaleza dando brotes en los árboles, las flores...
También los cristianos estamos contentos por ese esplendor de vida que hay en la creación. Pero estamos más contentos porque celebramos la Pascua, la Resurrección de Jesús.
Durante la Semana Santa hemos acompañado a Jesús que celebró la Última cena con sus discípulos.
El Viernes Santo le vimos entregar su vida hasta morir en la Cruz por amor hacia nosotros,
El Domingo celebramos que Dios venció a la muerte en la Resurrección.
Jesús, Tú que vives ahora y siempre, acompáñanos, como a los primeros discípulos. Llénanos de tu vida. Danos alegría y esperanza todos los días de nuestra vida.
"Jesús le dice: "¡María!". Ella se vuelve y le dice: "¡Rabboni!", que significa: "¡Maestro!".
"Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando".
María permanece aún llorando junto al sepulcro. No se da cuenta de que ese vacío del sepulcro no es porque hayan robado el cuerpo de Jesús, sino porque Jesús ha salido triunfante de él.
María comienza a vivir la vida resucitada de Jesús cuando escucha su nombre y se vuelve.
También hoy Jesús resucitado se dirige a tí llamándote por tu nombre.
También quiere arrancarte de tus llantos y de tus sepulcros.
Como María, sólo tienes que volverte hacia Él y reconocerle como tu Maestro y Señor.
María no sólo se volvió y reconoció al Señor. Fue a los discípulos y les anunció que había visto al Señor.
Anuncia con tu palabra, con tus hechos y, sobre todo con tu vida, que también tú has visto al Señor resucitado.
"Alegraos... No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán".
María Magdalena y la otra María han ido al sepulcro donde depositaron el cuerpo de Jesús.
Lo han encontrado vacío y han escuchado el anuncio de la Resurrección del Señor.
La buena noticia corren a anunciarla a los discípulos. Pero antes, el mismo Señor resucitado sale a su encuentro y habla con ellas invitándolas a tres cosas:
1°: A la ALEGRÍA: "¡alegraos!".
2°: A dejar todos los MIEDOS: "no tengáis miedo".
3°: A ser mensajeras de la VIDA: "id a comunicar a mis hermanos".
Durante este tiempo de Pascua procura tú también poner en tus caminos posibilidades para que el Señor resucitado se encuentre contigo:
1°: Comprobarás que en tí renace la ALEGRÍA.
2°: Que se DISIPAN todos tus miedos y temores.
3°: Y también sentirás la necesidad de comunicar a los demás la fuerza de la VIDA que nos trae la Resurrección de Jesús.