Hoy es un buen día para ser feliz y para hacer felices a los demás. Te ofrezco este día Señor, para llenar de alegría a cuantos me rodean. Para conseguirlo te digo:
Jesús, enséñame a ayudar en todo momento.
Enséñame a estar atento a las necesidades de los demás.
Enséñame a mostrar mucho amor en lo que hago, a dar mucho amor a los que viven conmigo.
Jesús dijo a la gente: «Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: ‘Serán todos discípulos de Dios’. Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ese ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».
Buenos días a todos. A lo largo de nuestra vida, nos vamos a caer, nos vamos a tropezar, vamos a encontrarnos con escalones bajos, medianos, altos y muy altos que van a requerir nuestro esfuerzo y constancia.
- Scarlett es una niña cuya pasión es la danza, bailar, ¿consigue hacerlo?
- ¿Creéis que es fácil lo que hace Scarlett?
- ¿Quién le ayuda?
- ¿Cómo se siente Scarlett al principio?, ¿y al final?
Jesús con su vida nos ha demostrado que se puede y Scarlett es un ejemplo de ello, hoy pedimos por todas aquellas personas que lo pasan mal, para que puedan superar esos momentos, te lo pedimos Señor.
Jesús dijo a la gente: «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día. Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».