Evangelio del 7 de octubre


 Lc 11, 5-13

Jesús dijo a sus discípulos: «Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle’, y aquel, desde dentro, le responde: ‘No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos’, os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite.

Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!»


Pedid y se os dará

Pedid paz y se os dará ternura.

Pedid amor y se os darán nombres.

Pedid misión y se os dará un camino.

Pedid encuentro y se os darán palabras.

Pedid escuela y se os dará un Maestro.

Pedid justicia y se os darán causas.

Pedid verdad y se os darán preguntas.

Pedid poder y se os dará una toalla y un lebrillo.

Pedid descanso y se os dará un amigo.

Pedid valor y se os dará una cruz.

Pedid pasión y se os darán tormentas.

Pedid alegría y se os dará bienaventuranza.

Pedid sabiduría y se os dará memoria.

Pedid fuerza y se os dará esperanza.

Pedid libertad y se os dará Resurrección.

(José María Rodríguez Olaizola)


(tomado de Rezandovoy)