Buenos días a todos.
En este momento de oración, adoptamos una postura cómoda, respiramos profundamente… y en actitud relajada, comenzamos.
Hoy pedimos a nuestra Buena Madre María, que nos siga cuidando, acompañando y guiando.
Con María lo tenemos todo, porque María tiene siempre a sus hijos en sus brazos o en su corazón, como está Jesús.
Escuchamos esta preciosa canción:
María, María para darte lo que tengo.
María, María para siempre estar contento.
- Si pudieras dar algo a María, ¿qué le darías?, ¿qué crees que a ella le gustaría que le dieses?
- ¿Qué es lo que te hace estar contento?
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea,
pues todo un Dios lo recrea en tan graciosa belleza;
a Ti, celestial Princesa, Virgen Sagrada María,
te ofrezco desde este día alma, vida y corazón.
¡Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía!
Avemaría.