Lunes 20 de junio

 ¡Buenos días!

Saca un trozo de papel, un lápiz y unos colores. Prepara tu mesa para ser consciente del momento que vamos a disfrutar.

Respira profundamente y cuando te sientas tranquilo/a...

Comenzaremos nuestra oración de la mañana en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Coge el papel que has preparado. Escribe el nombre de tu maestra o maestro y dibújala. 

Vamos a hacer oración dando color a su nombre y así figura, y nos va a acompañar una canción. Mientras dibujas o coloreas: agradece sus gestos cariñosos, sus cuidados, sus palabras de ánimo, su comprensión...

¡A disfrutar!


Compartir nuestra oración será mostrar el dibujo que hemos hecho.

Contemplamos, damos las gracias por sus vidas.

Padrenuestro.

 


Evangelio del 20 de junio


Mateo 7,1-5

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No juzguéis y no os juzgarán; porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame que te saque la mota del ojo", teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita; sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano.»

Viernes 17 de junio

Empezamos el día buscando un poco de calma. Vamos a fijarnos en nuestra tripa, observamos como se infla al coger el aire y cómo se desinfla al soltarlo. Después, movemos lentamente la cabeza de un lado a otro y terminamos con un abrazo a nosotros mismos.

Ahora ya, más tranquilos empezamos...

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

María nos acompaña siempre en todas las cosas que hacemos, hoy le vamos a dar las gracias recitando esta poesía:

María es mi madre del cielo,

que siempre me muestra su amor

que vela y protege mi sueño

María, la madre de Dios.

Terminamos con el propósito de dar un beso y un abrazo a la persona que nos cuida al llegar a casa.

Padrenuestro.






Evangelio del 17 de junio

 


 Mt 6, 19-23

Jesús dijo a sus discípulos: «No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro allí está tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!»