Párate un momento. Relájate y respira profundamente.
Dios está aquí, contigo, escuchándote.
Lo importante ahora eres tú.
¿Queréis a vuestra familia?
¿Os gustaría que fuesen felices?
¿Valoráis todo lo que hacen vuestras familias por vosotros?
Párate un momento. Relájate y respira profundamente.
Dios está aquí, contigo, escuchándote.
Lo importante ahora eres tú.
¿Queréis a vuestra familia?
¿Os gustaría que fuesen felices?
¿Valoráis todo lo que hacen vuestras familias por vosotros?
En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba.
Se acercaron unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Le es licito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron: «Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
Buenos días a todos, comenzamos un nuevo día. Vamos a colocar la mano en el corazón. Cuando estemos todos en silencio, notaremos el latido de nuestro corazón que late sin parar. Jesús es quien nos da la vida, por eso empezamos todos los días el cole, dándole los buenos días, y las gracias por la vida que nos regala.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Te invitamos a ver el siguiente vídeo:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la sazonaréis? Que no falte entre vosotros la sal, y vivid en paz unos con otros.»