Jueves 10 de febrero

Buenos días a todos, ya estamos casi en el final de la semana. Unidos comenzamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

¡Con todo mi corazón... te adoro, Señor!

¡Quiero permanecer siempre en tu Amor!

¡Qué bien se está aquí, en tu presencia!

¡GRACIAS POR ESTAR AQUÍ!


PADRE, 

YO SÉ QUE ESTÁS AQUÍ, DENTRO DE MÍ.

ME CONOCES Y ME QUIERES.

YO TAMBIÉN TE QUIERO Y DESEO SER SIEMPRE TU AMIGO.

TE DOY LAS GRACIAS POR CONOCERME Y QUERERME.

GRACIAS JESÚS POR ESTAR AQUÍ.

Padrenuestro.








Te doy gracias porque me conoces y me amas.
Yo también quiero conocerte bien, sentirte a mi lado,
para amarte y hacerte conocer y amar.
Gracias Jesús por estar aquí.

Evangelio del 10 de febrero


Marcos 7,24-30

En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro. Se alojó en una casa, procurando pasar desapercibido, pero no lo consiguió; una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró en seguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies. La mujer era griega, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.

Él le dijo: «Deja que coman primero los hijos. No está bien echarles a los perros el pan de los hijos.»

Pero ella replicó: «Tienes razón, Señor; pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.»

Él le contestó: «Anda, vete, que, por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija». Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado. 

Miércoles 9 de febrero

Comenzamos dando los buenos días a María y a Jesús.


No te distraigas y sigue pensando en el día de hoy: ¿Qué cosas vas a hacer? ¿A qué personas vas a ver hoy? ¿De qué juegos vas a disfrutar hoy?

Ahora piensa en Jesús, cómo pasaría él un día de su vida siendo niño. ¿Qué cosas haría? ¿A qué jugaría? ¿A qué lugares iría? ¿Quién lo acompañaría?

Parece que no sería tan diferente su día al nuestro, ¿no?

Jesús se hizo hombre para enseñarnos que podemos vivir como él cada día.

Padrenuestro.

Evangelio del 9 de febrero


Marcos 7,14-23

En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga.»

Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. Él les dijo: «¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina.»

Con esto declaraba puros todos los alimentos. Y siguió: «Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»