Miércoles 15 de diciembre

Buenos días a todos, comenzamos un nuevo día con ilusión en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.


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El amor y la familia son regalos muy importantes con los que contamos todos los días. 

La magia de la Navidad, impregna todo de solidaridad, alegría compartida y de sueños.

Padrenuestro.





Evangelio del 15 de diciembre


Lucas 7, 19-23

En aquel tiempo, Juan, llamando a dos de sus discípulos los envió al Señor diciendo:

«¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?».

Los hombres se presentaron ante él y le dijeron:

«Juan el Bautista nos ha mandado a ti para decirte: “¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?”».

En aquella hora Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista.

Y respondiendo, les dijo:

«Id y anunciad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres son evangelizados. Y ¡bienaventurado el que no se escandalice de mí!».

Martes 14 de diciembre

Buenos días a todos, seguimos adelante una semana más con la alegría de que pronto nacerá alguien muy especial para todos, y para ello tendremos que seguir haciendo el bien.


- ¿Qué piensas sobre lo que acabas de ver?
- ¿Cómo se sentirá la niña?
- ¿Y el hombre que vive en la luna?

Al final, la niña es un ejemplo de hacer el bien al igual que nuestro padre Dios. Nosotros estamos llamados a seguirle, ayudando a los demás.


Padrenuestro.



Evangelio del 14 de diciembre


Mateo 21,28-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue.

Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue.

¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?».

Contestaron:

«El primero».

Jesús les dijo:

«En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».