Empezamos dándole los buenos días a Jesús y a María. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Hoy cantamos a María de una manera muy especial.
Terminamos nuestra oración pidiéndole a María por todas las madres y padres del mundo,
Jesús estaba un sábado enseñando en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado». Le replicó el Señor: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a esta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?»
Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.
Buenos días a todos, hoy estamos aquí y nos disponemos a vivir este último día de la semana, seguro que durante ella nos han ocurrido infinidad de cosas. Llevamos muchos días hablando de los misioneros y misioneras y hoy vamos a ver cómo podemos ser nosotros también misioneros ¿seremos capaces? Seguro que sí.
SER MISIONER@S:
- CONOCER Y QUERER A JESÚS, HABLANDO DE ÉL.
- REZAR TODOS LOS DÍAS.
- SIEMPRE MOSTRANDO AGRADECIMIENTO CON ¡GRACIAS!
- SER GENEROSO.
- DAR CARIÑO A LOS DEMÁS.
- SER FELIZ COMPARTIENDO LO QUE SE TIENE.
Saludamos a nuestro gran AMIGO, a Jesús y empezamos nuestra oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Terminamos nuestra oración diciéndole a Jesús que queremos ser misioneros. Lo hacemos escuchando esta canción.
Padrenuestro.
¡Buen día!
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla.¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»