Miércoles 25 de mayo

¡Buenos días!

En el mes de mayo los cristianos celebramos con gran alegría el mes de la Virgen María.

Nos disponemos a disfrutar este ratito de oración. Comenzamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Durante este mes de mayo muchos niños y niñas del mundo están rezándole a María. En cada lugar las personas le rezan en su idioma. María les entiende porque en todas las oraciones siempre lo hacemos de corazón.


-¿Cómo te imaginas tú a María?




 

Evangelio del 25 de mayo

 


 Jn 16, 12-15

Jesús dijo a los suyos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará»

Martes 24 de mayo

Buenos días a todos.

Disfruta del momento en el te encuentras, del día de hoy. Lo importante ahora eres tú y este ratito con Dios. 

Con nuestra ayuda, comprando la pulsera y la chapa, ayudamos a niñas del internado de Bata, que tienen las Escolapias allí, proporcionándoles becas, cubriendo la alimentación, material escolar, ...

¿Sabéis dónde está Bata?


Acordándonos de estas niñas vamos a rezarle a María.

María, te pedimos por las personas necesitadas del mundo.
Sobretodo por los niños y niñas que no pueden ir al colegio.
Cuida de ellas y llévalas siempre contigo.




Evangelio del 24 de mayo

 


 Jn 16, 5-11

Jesús les dijo: «Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: ‘¿Adónde vas?’ Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, lo que os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Defensor. En cambio, si me voy, os lo enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo con la prueba de un pecado, de una justicia, de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el Príncipe de este mundo está condenado».