Lunes 14 de febrero

Buenos días, vamos a comenzar la mañana con un ratito de oración. 

Para ello, vamos a estar callados, en silencio. Ahora ponemos una mano en el pecho y así podremos sentir nuestro corazón.

Ha llegado el momento de cerrar nuestros ojos y sentir como respiramos.

Una vez...

Otra vez...

Una más...

Y comenzamos nuestra oración, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Hoy damos Gracias a Dios en nuestra oración por todas aquellas cosas maravillosas y bonitas que encontramos en nuestro mundo.

Cada vez que vayamos al campo o a la playa o a la montaña, nos acordaremos de lo bueno que ha sido Dios haciéndonos este regalo, el regalo de la Creación. Con la pandemia a veces nos cuesta valorar todo lo que disfrutamos, lugares, personas,...

Si pudieras pedir tres deseos... ¿qué pedirías?

- ¿Qué os ha parecido el vídeo?

Antes de terminar podemos escuchar:


Padrenuestro.




Evangelio del 14 de febrero

 Lucas 10,1-9

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.

Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."»

Viernes 11 de febrero


Buenos días, párate un momento. Relájate y respira hondo. Dios está aquí, contigo, escuchándote.

Lo más importante ahora eres tú.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.



Es muy importante escuchar, prestar atención cuando nos habla un compañero, una amiga, una maestra o profe, nuestros padres...

Nuestro compromiso para el día de hoy va a ser ese: poner toda mi atención en escuchar.

Evangelio del 11 de febrero


Marcos 7,31-37

En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.

Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», esto es: «Ábrete.»

Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.

Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»