Miércoles 3 de noviembre

 ¡Buenos días a todos!

Nos relajamos, respiramos tranquilamente y cerramos los ojos, para ello nos ayudamos de la siguiente canción:


Ahora, abre los ojos, respira y saluda a Jesús. Comenzamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Muchas son las veces que hablamos sobre la contaminación e incluso de todos lo detalles que implican que se produzca la misma, provocando que la Tierra sufra. Pasan todos los días y tenemos la oportunidad de poder ayudar haciendo las cosas bien como nos pedía Jesús.

Jesús nos ofrece una escalera para que también ofrezcamos nuestro amor al planeta.

Jesús también busca a personas que cuide de nuestro planeta, se pone muy contento y nos da las gracias cuando somos capaces de respetar los lugares que nos rodean.

Nos comprometemos con la Tierra Jesús, queremos cuidarla porque nos importa el lugar donde vivimos.



Evangelio del 3 de noviembre


Lucas 14, 25-33

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:

«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.

Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.

Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?

No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:

“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.

¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?

Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.

Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

Martes 2 de noviembre

 ¡Buenos días a todos!

¿Qué tal os ha ido el puente? ¿Qué habéis hecho durante estos días que os gustaría compartir?

Respira, saluda a Jesús y comenzamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Jesús quiero seguirte, ser tu amigo y aprender a ser como tu eres.

Hoy me subo al árbol más alto para que veas que quiero estar contigo.

Búscame cuando esté perdido para ayudarme a volver a hacer las cosas bien.

Enséñame tu forma de ser feliz, porque yo quiero ser así, ayudando a los demás.

Gracias por quererme como soy, con lo bueno que tengo y también aquellas cosas que debo mejorar.


Jesús nos está llamando, nos dice que le sigamos porque merece la pena portase bien con los demás.
Vamos a contestarle en silencio a Jesús. ¿Queremos bajar del árbol e irnos con él?


Padrenuestro.




Evangelio del 2 de noviembre


Conmemoración de los fieles difuntos
Juan 11, 17-27

Cuando Jesús llegó a Betania, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos quince estadios; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por su hermano.

Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedó en casa. Y dijo Marta a Jesús:

«Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá».

Jesús le dijo:

«Tu hermano resucitará».

Marta respondió:

«Sé que resucitará en la resurrección en el último día».

Jesús le dijo:

«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?».

Ella le contestó:

«Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».