Viernes 18 de junio

¡Buenos días a todos!

 ¿Sabéis qué es hoy? Aunque no os lo podáis creer es nuestro último día de clase. Este año en el que hemos convivido con un virus, no ha sido fácil y además, con muchos cambios.

Aprovechando este ratito de oración os vamos a expresar las siguientes palabras:

GRACIAS, por vuestro comportamiento ante el uso de las mascarillas.

GRACIAS, por cambiar vuestros hábitos de la higiene de manos.

GRACIAS, por acostumbraros a todos los cambios de este año.

GRACIAS, por vuestras ganas de aprender cada día, sobreponiéndonos a las circunstancias de los confinamientos.

GRACIAS, por vuestra constancia a través del trabajo tanto presencial como virtual.

GRACIAS, a cada de nuestras maestras, maestros, que día a día han superado los obstáculos y con una sonrisa han disfrutado enseñando y aprendiendo de vosotros.

GRACIAS a cada una de las personas que han facilitado nuestros días.


La pandemia ha sido como una ola gigante, pero hemos conseguido nadarla, e incluso ir saltándola.

Gracias por hacer posible un curso estupendo, con sus días buenos y malos, sobretodo aprendiendo mucho y de todos.

Padrenuestro.

¡Buen día y felices vacaciones!




Evangelio del 18 de junio


 Mt 6, 19-23

Jesús dijo a sus discípulos: «No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro allí está tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!»


Solo tú

Porque nuestros proyectos se desmoronan y fracasan

y el éxito no nos llena como ansiamos.

Porque el amor más grande deja huecos de soledad,

porque nuestras miradas no rompen barreras,

porque queriendo amar nos herimos,

porque chocamos continuamente con nuestra fragilidad,

porque nuestras utopías son de cartón

y nuestros sueños se evaporan al despertar.

Porque nuestra salud descubre mentiras de omnipotencia

y la muerte es una pregunta que no sabemos responder.

Porque el dolor es un amargo compañero

y la tristeza una sombra en la oscuridad.

Porque esta sed no encuentra fuente y nos engañamos con tragos de sal.


Al fin, en la raíz, en lo hondo, solo quedas Tú.

Solo tu Sueño me deja abrir los ojos,

solo tu Mirada acaricia mi ser,

solo tu Amor me deja sereno,

solo en Ti mi debilidad descansa

y solo ante Ti la muerte se rinde.

Solo Tú, mi roca y mi descanso.


(Javi Montes, sj)

Jueves 17 de junio

 ¡Buenos días a todos!

Ya quedan muy poquitos días ...Disfrutad y seguid aprendiendo.

Muchas veces, queremos imitar a otras personas en algo (honradez, responsabilidad, simpatía…). A vosotros os gusta imitar a veces a algunos  (futbolistas, cantantes…) en su forma de vestir, peinado…, queréis ser como ellos, como vuestros padres o alguien que valoráis (médic@s, profesor@s…).

Dios nos pide que imitemos a Jesús, en sus actitudes de corazón (bondad, servicio, misericordia, perdón, oración…), para construir el Reino de Dios. Este Reino comienza a hacerse realidad en nosotros, en nuestras palabras y acciones, al estilo de Jesús.


Padrenuestro.

¡Buen día!


Evangelio del 17 de junio


 Mt 6, 7-15

Jesús habló así a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que lo pidáis.

Vosotros rezad así: ‘Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno’.

Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas».