30 mayo

Juan 19, 25-34:

"Jesús, al ver a su Madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su Madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu Madre". Y, desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa". 


Es la hora cumbre de Jesús. 

Es el momento en el que de su costado abierto por la lanza nacerá la Iglesia. 

Y Jesús, en esa hora, nos quiere dar una Madre. 

Quiere que la Iglesia, que somos todos nosotros, pueda cobijarse en el Corazón de una Madre. 

Todos estamos representados en el apóstol Juan que recibe al pie de la cruz a María como Madre y se la lleva a su casa. Recuerda hoy que María es la Madre de la Iglesia y es también tu Madre. Llévatela también a la casa de tu corazón.

Dirígele estas o parecidas palabras: 

¡Oh Virgen y Madre de Dios!,

yo me entrego por hijo tuyo. 

Me consagro a tu amor materno para que formes en mí a Jesús. 

Envíame y hazme instrumento dócil de tu amor materno. 

Envíame a anunciar el Evangelio a todos mis hermanos, que también son hijos tuyos. 

En tí, Madre mía, he puesto toda mi confianza.

Jamás quedaré confundido. 

Amén.

Buenos días.