18 enero


Marcos 2, 23-28:

"El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado". 


En los tiempos de Jesús se habían hecho tan estrictas las normas y leyes judías que ahogaban la verdadera vida del hombre. 

Se cumplía la norma por la norma sin caer en la cuenta de que el espíritu de toda ley tiene que ser la defensa de la dignidad de la persona humana. 

El precepto de guardar el sábado había llegado a tal extremo que hasta salvar la vida de un hombre en sábado era transgresión de la ley. 

Jesús nos enseña el valor de toda persona humana sea quien sea, del color que sea, de la edad que sea y del pueblo que sea. 

Todos tenemos nuestras pequeñas normas que a veces nos impiden la entrega total al otro. 

Normas personales que nos hacen juzgar a los demás, que nos impiden salir de nuestras gratas tranquilidades, que nos impiden el servicio generoso y desinteresado al hermano y, en definitiva, normas que nos hacen intransigentes e incomprensivos con los demás. 

Una vez más, aprende hoy de Jesús. Pídele un corazón comprensivo y misericordioso como el suyo para que en él esté, ante todo, tu hermano y no la incomprensión y la intransigencia. 

Buenos días.