Buenos días a todos, hacemos un momento de silencio para calmarnos y poder entrar en la oración de hoy. Respiro hondo: 1, 2, y 3 veces.
En la época de Jesús, entrar en casa de alguien o invitar a alguna persona a tu hogar tenía una especial importancia. No era solo una invitación a entrar, también conllevaba compartir tu espacio, compartir lo que tienes, dar a conocer el interior de tu casa, a tu familia... es decir, abrir las puertas de tu vida.
Hoy vamos a hacer la oración con una canción, sintiendo que le hablamos a Jesús.
Acabamos poniendo en manos de Jesús a todas las personas que nos acompañan en nuestro día a día. Todas esas personas que a menudo nos invitan a compartir su vida y a todas las que nosotros, invitamos a compartir la nuestra.
Damos gracias por todos ellos. Gracias Señor.