Fiesta de la exaltación de la cruz
Flp 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Cruz
Más abiertos aún
los brazos,
para abarcar
a quien necesita
una cuna para su dolor.
Más abiertos,
mostrando
una desnudez
que no esconde malicia.
Más abiertos,
y de tan abiertos
un poco quebrados,
que no hay quien los sostenga,
solo dos clavos.
Un rostro exhausto,
pero aún capaz de ver
a la madre,
al amigo,
al enemigo
y para todos balbucear
amor, perdón o futuro.
Cargar con la cruz
es abrazar la vida.
Ahora.
(José María R. Olaizola sj)
(tomado de Rezandovoy)