Evangelio del 7 de mayo

 Jn 15, 12-17

Jesús les dijo: «Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».


Amores

Hay amores ciertos

y otros engañosos.

amores fugaces,

y amor duradero.

Unos respondidos,

otros ignorados,

los hay conocidos

y los hay secretos.

Están los que intentan

que no se les note

y los que se gritan

a los cuatro vientos.

Amor intangible,

y amores concretos.

Amores felices,

y amores molestos.

Hay amor que asfixia,

y lo hay llevadero.

Unos, legendarios,

otros, olvidados

y otros, ya veremos.

Amores cansados

de tanto luchar,

o apenas brotando,

los amores nuevos.


Y luego, Tu amor.

inmortal, discreto,

que ni se negocia

ni nos pone precio,

que salta distancias

y atraviesa el tiempo,

que nos enamora

y nos vuelve espejo

del amor posible,

del amor eterno.


(José María R. Olaizola, sj)