Miércoles 17 de febrero Miércoles de Ceniza


Oración y celebración

Comenzamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Introducción

Hoy es Miércoles de Ceniza. Con este día damos inicio al tiempo de Cuaresma: 40 días que nos servirán para preparar nuestro corazón a la gran fiesta de la Pascua. 

Todos y todas tenemos un plato favorito e, incluso a algunos nos gusta cocinar por eso vamos a imaginar la Cuaresma como una escuela de cocina, al estilo del Masterchef. El plato principal a cocinar es la entrega. Para ello contamos con un auténtico maestro, Jesús de Nazaret, que hizo de su vida una vida con sabor, donde el ingrediente principal fue su capacidad de acoger a los demás, mirar al mundo que necesitaba de él y darse sin medida.

Le pedimos a Dios en este día que nos ayude a afrontar este tiempo que hoy comenzamos, dejando atrás todo aquello que nos impide entregarnos como Jesús, 

Le pedimos que sea nuestro Maestro, que nos enseñe a acercarnos a Dios y a aquellos que tenemos a nuestro lado. Él nos guía en el camino de la vida, nos enseña a mirar el mundo de forma diferente y descubrir todo aquello que le falta: amor, honradez, sinceridad, cercanía, alegría, esperanza, caridad, calidez... 

Le pedimos que dé fuerza a nuestra vida, que llene nuestros pasos de sentido, para ser en el mundo, luz y sal, que cure las heridas y aliente los corazones afligidos. Queremos ser sus manos y sus palabras de amor y entrega que acojan a la Humanidad.

Le pedimos que acompañe y fortalezca nuestros pasos hacia el cambio

Escuchamos la Palabra

Uno de los requisitos básicos para comenzar en esta Escuela de la Entrega que es esta Cuaresma es la oración y la escucha de la Palabra de Dios.

Adaptación de Mc 1, 12-15

Jesús estaba empezando su tarea. Hasta hacía poco había sido un hombre normal, trabajando en su pueblo. Pero ahora que empezaba a curar enfermos, a anunciar la buena noticia y la gente le conocía, se iba haciendo famoso. Entonces se fue al desierto, buscando tiempo para rezar y para pensar. Y es que Jesús también tenía tentaciones. No estaba seguro de cuál era el mejor camino. Por ejemplo, a veces pensaba: «¿Y si utilizo el poder, la fuerza o la magia para convencer a todos?» o «¿Y si le pido a Dios que me haga volar, para que la gente se sorprenda?» Claro, así la gente le creería. Pero Jesús se daba cuenta de que por ese camino no iba a conseguir lo más importante, que es transformar los corazones. Por eso, en ese tiempo de soledad, fue pidiéndole a Dios que le iluminase. Y rechazó todas las tentaciones. Y volvió a Galilea para seguir predicando la buena noticia como siempre, con sus palabras y el ejemplo de su amor por todos.  

Reflexión/dinámica

Recetas, cocinas, cocineros… ¡menuda Cuaresma! En nuestra cocina tenemos de todo:

Gorro de cocina

Tenemos a un gran cocinero, que sabe de qué va todo esto y que antes ha recorrido el mismo camino que nosotros: Jesús. Si estuviéramos en una cocina Él sería el Chef, aquel a quien tenemos que escuchar para poder aprender. Pero, como en toda cocina, a veces el Chef nos dice cosas que no nos gustan: esto no lo haces del todo bien, prueba con esto otro a ver si así el plato es mejor, ten cuidado con la presentación. 

Jesús, como buen Chef, con ternura pero al mismo tiempo con firmeza, nos pide afrontar nuestra vida dejando a un lado el propio orgullo (como los hipócritas del evangelio), no creyéndonos más que nadie. También nos pide, como escuchábamos en el evangelio, que seamos cocineros humildes, que sepamos de dónde venimos, quiénes somos, y aceptemos los propios errores. También nos pide que no hagamos las cosas por figurar. Un buen cocinero con cocina para regodearse del plato hecho, sino para satisfacer a los comensales.

Nuestra entrega no puede ser para ponernos una medalla, sino para dar sabor a la vida del mundo. Un mundo que necesita de nosotros.


Cuchara de palo

También tenemos herramientas para afrontar este tiempo de Cuaresma. Nuestras herramientas, los utensilios que tenemos que utilizar, son varios, pero me gustaría resaltar tres que, desde siempre, la Iglesia ha considerado importantes: oración, ayuno y limosna.

Oración: porque sabemos que en ocasiones hay platos que se nos resisten y necesitamos de los otros. En nuestra vida la oración nos hace conscientes de que no siempre podemos y tenemos que contar con la ayuda y el apoyo de Dios.

Ayuno: porque uno tiene que ser capaz de centrar su vida en aquello que de verdad es importante. No tiene tanto que ver con el dejar de comer o el privarse de determinadas cosas. Eso está bien pero si le damos el auténtico sentido: nos privamos de determinados alimentos y de determinadas actitudes para descubrir qué es lo que de verdad alimenta y sostiene nuestra vida.

Limosna: porque no podemos vivir de espaldas al mundo. La limosna no es sólo echar una moneda en un cesto. Se refiere, sobre todo, a la capacidad de abrir bien los ojos y sentir que el otro me importa, especialmente aquellos que están pasando más dificultades, sean económicas o personales.


Ingredientes

También contamos con los ingredientes para poder llevar a cabo un buen plato de la Entrega. El ingrediente para los cristianos viene dado por la Palabra de Dios, a quien escuchamos en numerosas ocasiones a lo largo de esta Cuaresma. Sin ella, nuestra entrega quedará en un mero interés por la humanidad, pero no tendrá el sustento y la base necesaria para que sea constante en el tiempo. La Palabra no sólo orienta, sino que sirve de base principal para el plato de la Entrega.


Como veis tenemos todo listo para llegar a ser auténticos cocineros en esto de la Entrega. Sólo queda que aceptemos entrar en esta escuela de la Entrega que es nuestra Cuaresma. Y eso supondrá dejar a un lado determinadas actitudes que nos impiden cocinar: egoísmo, falta de solidaridad, pasotismo.

Ahora, en un momento de silencio os invito a pensar de qué modo queremos cambiar el mundo con nuestra entrega. Y si estamos dispuestos a hacerlo con todas nuestras fuerzas.


Oración final

Señor, en esta Cuaresma deseo cambiar el mundo

empezando por mí.

Quiero aprender de ti, de Jesús, la entrega.

Que sea Él el que me enseñe a dar sabor

a un mundo necesitado de mí.

Que sea Él el que me acompañe a dar color

a todo aquello que hoy vemos en blanco y negro.

Que sea Él el que me anime a dar vida

a todo aquello que hoy está muerto.

Señor, que en este tiempo de Cuaresma,

escuela de la Entrega, tu Palabra sea mi guía

para cambiar el mundo

cambiándome, en primer lugar, a mí.

Amén.


(tomado de http://www.jovenesdehonianos.org/cuaresma.htm)