Jueves después de Ceniza
Introducción
Hacemos silencio. Dejamos a un lado todo aquello que nos pueda distraer y nos centramos en este momento de oración. Queremos poner el comienzo de nuestra jornada, con alegría, en manos de nuestro Padre Dios seguros de que Él nos escucha y acompaña siempre.
Padre, tú me escuchas.
Padre Dios: cuando te llamo tú me escuchas; cuando pienso en ti, me ayudas; si te olvido, en seguida me perdonas.
Tú sabes que quiero andar por el camino de la verdad; quiero estar atento para no caer en la pereza.
Hoy te ofrezco todo lo que me cuesta porque confío en ti: tú me das ánimo y luz. Esto me llena de alegría y ya no deseo más cosas. Contigo me siento seguro.
(Adaptación del salmo 4)
Interiorización
Hacemos silencio. Te invitamos a que mires dentro de ti algunas cositas que te cuesten. Ponlas delante del Señor y pídele que te ayude a superarlas con Su ánimo y tu esfuerzo.
Oración
Tú, Señor, me quieres y me cuidas; me perdonas y me ayudas. Tengo mucha suerte de ser hijo tuyo. Ayúdame a parecerme a mi hermano mayor, Jesús.
Padre nuestro