Evangelio del 18 de enero

Mc 2, 18-22

Los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno. Vinieron unos y le preguntaron a Jesús: «Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?» Jesús les contestó: «¿Es que pueden ayunar los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar. Llegará un día en que se lleven al novio; aquel día sí que ayunarán. Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto, lo nuevo de lo viejo, y deja un roto peor. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».

Certeza

Lo confuso nos designa.

Las claves,

que hasta ayer nos ayudaban,

ya no sirven.

Y un viento anochecido

borra las últimas huellas…

Caminar es la única certeza.

(Rafael Velasco, sj)

(@rezandovoy)